
Después de 16 años, los hermanos más conflictivos en la historia del rock regresaron a México para darle a sus fans una última oportunidad de verlos en vivo y cantar algunos de los himnos del britpop más representativos de los noventa.
Desde el inicio de su gira, los ánimos estaban desbordados por todos lados y la Oasismanía: playeras con el logo de Oasis en todas las tiendas juveniles de ropa; programas especiales en la radio, streamings y pódcast inundaban la red con toda clase de contenidos sobre los Gallagher, en algunos cines se proyectaba Supersonic, último documental de la banda; los bares alternativos hicieron fiestas temáticas con bandas tributo en CDMX, Monterrey, Guadalajara, Querétaro y Baja California; algunos lugares se convirtieron en photo oportunities, las tiendas vendían peluches, cojines, tazas, pasteles, stickers, pósteres e incluso la banda relanzó toda su discografía en cd y vinilo para abonar a la conversación el nombre de Oasis.
Así fue como llegamos al fin de semana del 12 y 13 de septiembre, días complicados en la CDMX por ser el inicio del puente de fiestas patrias y por la amenaza latente de lluvias. Mis amigos y yo decidimos llegar temprano ambos días para tener un buen lugar, ellos en General B y yo desde General A, y desde las 15:00 horas ya estábamos frente a Puerta 6 junto a un número bastante nutrido de asistentes formados en la entrada del foro. Ahí esperamos un par de horas hasta la apertura del estadio en punto de las 17:00 horas, con un poco de lluvia muy ligera el viernes, mientras que el sábado a esa misma hora ya estaríamos totalmente empapados por una lluvia intensa.
Una vez dentro, pudimos observar el inmenso escenario conformado por tres pantallas horizontales coronado con el clásico logo de la banda en el centro y a pesar de haber llegado temprano, al menos unas 300 personas ya se encontraban frente a la valla de seguridad, pero aun así teníamos un lugar privilegiado justo debajo del inmenso logo.
Caída la noche, la emoción comenzaba a elevarse minuto a minuto mientras la gente empezaba a llenar el lugar y, desde las 19:30 horas, Cage the elephant comenzó su presentación como invitados especiales de Oasis en la gira por Norteamérica y, a pesar de que no soy fan de su música, tampoco la pasé mal… fueron 45 minutos llenos de mucha actitud y energía en donde canciones como “Broken Boy”, “Social Clues”, “Shake me down”, “Come a Little closer” y, mi favorita, “Ain’t no rest for the Wicked”, nos hicieron la espera más amena y llena de buenos riffs de guitarras hasta las 20:15 horas.
El ambiente era inmejorable tanto el viernes como el sábado y con puntualidad británica, en punto de las 21:00 horas los gritos se desbordaron con el clásico intro de la banda: “Fuckin’ in the bushes” rompió el silencio y logró que todo el estadio rugiera por primera vez de forma increíble y tras la salida de Liam y Noel tomados de la mano saludando al público mexicano después de 16 años de espera, arrancaba ambas presentaciones con “Hello”, que de inmediato hizo que todos se empujaran hacia adelante y comenzaran a cantar “it’s good to be back” para luego comenzar a brincar como locos; luego vendría “Acquiesce”, un Lado B que desde 1998 se convirtió en una de las favoritas de los fans. Sin embargo, el primer gran momento de ambas noches llegó con “Morning Glory” seguida de “Some might say”, canciones que están a punto de cumplir 30 años el próximo 2 de octubre.
Entre gritos y brincos incesantes, por momentos el piso del estadio retumbaba con fuerza y le dejaba ver a los hermanos Gallagher el amor que sus fans eran capaces de lograr en menos de 12 minutos. “Bring it on down” y “Fade away” sirvieron como el momento de alivio para algunos y tomar fotos al no ser canciones tan conocidas por los fans ocasionales.
Y, de nueva cuenta, vendría el segundo punto climático de ambos días: “Cigarettes and Alcohol”, un himno noventero en el que, desde el inicio de la gira, la banda pide a los asistentes darle la espalda al escenario y unirse hombro con hombro para comenzar a brincar al ritmo de la canción, mientras vuelan litros y litros de cerveza (y otros líquidos) por doquier. Probablemente, el mejor momento de ambos días en donde todos terminamos llenos de cerveza, felices de formar parte de una celebración llamada Poznan.
“Supersonic” y “Roll with it” continúan en el setlist como las canciones más coreadas por los fans para luego dar lugar a las baladas “Talk Tonight”, “Half the world away” y “Little by little” cantadas por Noel Gallagher, quien nos entregó algunos de los momentos más nostálgicos de la noche, invitándonos a huir del planeta simplemente porque estamos hartos de todo y de todos…
“So here I go
I’m still scratchin’ around in the same old hole
My body feels young but my mind is very old
So what do you say?
You can’t give me the dreams that are mine anyway…
You’re half the world away
Half the world away
Half the world away
I’ve been lost, I’ve been found
But I don’t feel down”
De nueva cuenta, Liam toma el micrófono, los visuales que acompañan a la banda son tan espectaculares como psicodélicos y para canciones como “D’you know what I mean”, “Whatever”, “Cast no shadow” y “Stand by me”, se tornan metálicos e industriales, psicodélicos y melancólicos, para luego dar pie a una de las canciones más esperadas por los fans más viejos de la banda: “Slide away”, una bella canción de amor que, a la par de “Live forever” y “Rock n roll star”, nos regresan de lleno a los Noventa, una década que cada vez gana más adeptos entre las nuevas generaciones y se vuelve legendaria con el pasar de los años.
Empieza el encore y todos estamos en medio del éxtasis, el cuerpo comienza a agotarse, pero las ganas de seguir cantando a todo pulmón permanecen “The Masterplan” comienza con una gran ovación del público y es seguida por otro clásico de la banda, “Dont look back in anger” que es cantada por todos como un mantra de sanación para el alma hasta su última nota; y luego viene “Wonderwall”, que junto a “Smells like teen spirit” de Nirvana o “Enter Sandman” de Metallica, es una de las canciones más prototípicas de los Noventa, pero de las que todos nos sabemos las letras sin importar tu edad o tu nacionalidad. Finalmente, llega “Champagne Supernova”, que sirve como un viaje psicodélico de guitarras y muros de sonido que nos envuelven en un frenesí rockero de más de 8 minutos de duración.
La banda se nota contenta con la respuesta del público en ambos días y sabe que ese sería el final de su gira por Norteamérica, comenzaron a interactuar más con la gente y en la noche del sábado, justo antes de terminar con “Wonderwall”, Liam decide usar el sombrero de charro que decoraba la figura de Pep Guardiola en el escenario, lo cual nos dejó grandes fotos para la posteridad y le arrancó algunas sonrisas a todos los integrantes de la banda…
Fuegos artificiales llenaron el aire del Estadio GNP para cerrar de forma gloriosa ambas presentaciones, mismas que ya le han dado la vuelta al mundo por lo raro que es ver a ambos hermanos sonreír, algo poco común en sus 30 años de carrera, llena de excesos y peleas, ahora en esta gira de despedida se han tornado en un ambiente fraterno y lleno de camaradería. Tal vez si las cosas hubieran sido así desde el principio, la historia sería diferente para Oasis…
La gente comienza a abrazarse, algunos comienzan a llorar, saben que es la última vez que los verán juntos, la última vez que escucharemos a ambos en el escenario. Mientras los últimos fuegos artificiales se desvanecen en el aire, crece un nudo en la garganta, Liam Noel, Bonehead, Andy y Gem se despiden con grandes sonrisas, el público grita, llora y aplaude, lo hemos dado todo y la banda lo sabe, aunque no lo esperaban… Liam avienta su pandero y sus maracas al público mientras Noel avienta el sombrero. Al final, alrededor de 120 mil personas fueron testigos de una despedida brutal y emocionante en nuestro país, y si este es en verdad el último adiós a Oasis, no nos deben nada, los fans estamos satisfechos.
¡Larga vida al britpop, larga vida a Oasis!
@remyboy.aa