Este jueves se cumplen 97 días de que Fátima Aurora Islas Pérez desapareció en Tijuana, Baja California. Sus familiares se enfrentan al desdén de las autoridades e intentos de extorsión de grupos del crimen organizado que quieren lucrar con el caso. El único apoyo son los colectivos ciudadanos.

Todo comenzó con una llamada: el 8 de mayo, a las 20:00 horas aproximadamente, su padre, Pedro Islas Aguilar, entabló una conversación telefónica con la compañera de residencia de Fátima; la mujer le informó que su hija no había llegado a dormir desde el sábado 7, estaba preocupada porque nunca había faltado a la casa.

La último que se supo de Fátima es que había salido a cenar con un amigo… y nada más. Los planes de la joven de 34 años para ir el lunes 9 de mayo a la universidad donde trabajaba no se cumplieron.

Fátima se encontraba en Tijuana febrero de 2021 trabajando para una universidad, le había parecido interesante cambiar de residencia e independizarse. Su área de trabajo eran las relaciones públicas. En diciembre de ese año le comunicó a su familia que regresaría a Jalisco pues Tijuana no era lo que esperaba.

Para el 10 de mayo, el padre de Fátima y su compañera de residencia levantaron la denuncia con número de expediente del Registro de Atención Ciudadana del Ayuntamiento de Tijuana 0204-2022-04212/NAC y número de Reporte 490/22. Su padre se dio cuenta de un detalle escalofriante: 490 reportes de personas desaparecidas, un promedio de 3 por día.

Y surgió una vertiente no esperada: grupos delincuenciales dedicados a la extorsión que aprovechan la desaparición de personas.

“El 14 de mayo recibimos el primer intento de extorsión del número 662 432 4569 que es de Sonora, diciéndonos que eran narcos y que había hecho una redada en un lugar de narcomenudeo no autorizado por ellos y que habían levantado a 5 muchachas que se encontraban ahí.

“Que se dieron cuenta que nada tenían que ver y que querían devolvérnosla, y que entre ellas se encontraba mi hija, que les diera un lugar dónde dejarla y que hubiera una persona que la conociera para que la recibiera. Que no avisara a la policía”, relata el padre de Fátima.

Los presuntos narcotraficantes se negaron siempre a entregar una “prueba de vida” pero proporcionaban una cuenta bancaria para que se les dieran 10 mil pesos para “viáticos”. La amabilidad de las llamadas se tornó en violencia verbal y las amenazas. Su padre no deposito nada… pero las extorsiones siguieron.

“Simultáneamente empecé a recibir llamadas de otros números para extorsionarme, de diversas ciudades en Coahuila, Hidalgo, Tlaxcala, entre otras. Tuve que tomar la decisión de no contestar y bloquear cada número desconocido”, detalló.

¿Las autoridades? Hasta las tres semanas de desaparecida Fátima inspeccionaron el lugar donde vivía… y 56 personas más habían desaparecido en Tijuana, según el propio conteo de su padre, quien descubrió otra forma de extorsión: páginas en redes sociales donde notifican que han encontrado con vida a un desaparecido…pero con un precio de 11 mil pesos.

En esta ocasión por la angustia depositaron 9 mil pesos. Fueron timados pues no volvieron a contestar el teléfono.

“Hemos podido ver que hacen más los colectivos en la búsqueda de desaparecidos que las mismas fiscalías especializadas. Y encuentran más personas, la mayoría muertas, que las fiscalías.

“Comencé a llevar un registro de personas desaparecidas desde que regresé del primer viaje a Tijuana, más o menos a partir del 18 de mayo y me sorprende la cantidad de personas que están desapareciendo en Baja California (…) Tengo ya dos semanas que no anotó más casos (…) Desaparecen hombres, mujeres; jóvenes o mayores, niños de todas las edades y al parecer al gobierno federal, estatal o municipal no hacen nada”, narró el padre de Fátima.

Este miércoles, el colectivo “Todos Somos Erick Carrillo” realizó una manifestación en la Glorieta a Cuauhtémoc en Tijuana para exigir a las autoridades que se pongan a trabajar.

Eddie Carrillo, fundador de la asociación de búsqueda, detalló que al momento 800 personas aproximadamente han desaparecido en Tijuana, un promedio de 3.6 por día. Solo el 15 por ciento son localizadas con vida.

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