“Speed of Life” fue grabada en Château d’Hérouville en Francia y en los estudios Hansa de Berin entre septiembre y noviembre de 1976, con la participación de David Bowie tocando un sintetizador ARP, arreglos de cuerdas de sintetizador, Carlos Alomar en guitarra, Roy Young en el piano, George Murray en el bajo y Dennis Davis en la batería (el trio DAM) bajo la tutela de Brian Eno y la producción de Tony Visconti.
Bowie y Brian Eno le preguntaron a Visconti que podía aportar a las grabaciones, a lo que Tony les respondió que tenía un nuevo dispositivo, un armonizador llamado Eventide H910. Visconti poseía el segundo ejemplar vendido en el Reino Unido. El sonido que Visconti aportó con este artículo al disco resulto en el sonido tan característico de la batería. Durante años, Tony recibió llamadas y preguntas sobre cómo había logrado que la batería tuviera ese peculiar tono. En un abrir y cerrar de ojos, Bowie y su equipo habían marcado a generaciones enteras de productores, músicos y aficionados. Cientos de personas perseguirían el mismo sonido por años.
Después de discos de rock consagrados como clásicos y su paso a través de estilos como el funk y el soul, tanto los fanáticos como los críticos creían poder anticipar el siguiente paso de Bowie. Muchos esperaban un álbum similar a Station to Station o Young Americans, con nuevos éxitos soul. Estaban completamente equivocados. Nadie vio venir el álbum que Bowie les entregaría: Low.
RCA estaba profundamente consternado. No sabían cómo promover o vender un álbum cuasi-instrumental con tan sólo cinco canciones con letra. Trataron de convencer al británico de que volviera a Filadelfia y les grabara un Young Americans parte II. Bowie no tenía tiempo para tonterías. Respaldaría su álbum hasta el final. Estaba seguro de que había grabado el disco más innovador y adelantado a su época de su carrera hasta el momento. La gente ciertamente no estaba preparada. Tardarían años en apreciarlo y comprender su grandeza. La reseña de Charles Shaar Murray en el New Musical Express encapsula a la perfección la reacción de los críticos de aquel entonces:
“A state of mind beyond desperation. It’s an act of purest hatred and destructiveness. It comes to us in a bad time and it doesn’t help at all. Who needs this shit?”
Murray modifico su reseña décadas después, cuando el álbum ya era considerado uno de los mejores no solo en la carrera de Bowie sino en la historia de la música popular. Sin embargo, nunca he podido tomar en serio su reivindicación.
“Speed of Life” fue el lado B del segundo sencillo de Low, el tema “Be My Wife” en diversos territorios. El resultado de la atmosfera relajada y la improvisación en el estudio, la canción es la perspectiva de Bowie sobre como sonaban todas sus influencias e intereses de ese momento mezclados al mismo tiempo. En directo contraste con algunas de las canciones más sombrías y frías del álbum, “Speed of Life” reboza vida y esperanza. Es el sonido de un artista encantado con el nuevo estilo que está explorando.
De cierta manera, se podría decir que “Speed of Life” es una probada de lo que el álbum ofrecerá al escucha en breves instantes: sintetizadores, bajo y guitarra prominentes, una batería sumamente peculiar y todo tipo de sonidos, melodías y arreglos sintéticos. En la excelsa obra “The Complete David Bowie” el autor Nicholas Pegg describe la canción como una anomalía en el sentido de que al escucha se le ofrece solo un fragmento. La canción va subiendo de volumen al inicio de la reproducción, pero no es su comienzo real. De igual manera, el volumen se baja y la canción se desvanece al final. Es como si el oyente fuera concedido una breve visita a la existencia de una pieza que comenzó hace mucho y seguirá perpetuamente también. A nosotros solo se nos muestra un fragmento.
La canción toma prestada una melodía de “Here comes that rainy day feeling again” de The Fortunes, un éxito pop de 1971.
Bowie originalmente tenía contemplado ponerle letra a la canción, pero al final optó por dejar la pieza como instrumental, ya que sentía que las palabras solo le hubieran restado impacto a la innovación de la música y la fortaleza de su sonido y melodías.
“Speed of Life” fue interpretada en vivo durante la gira ISOLAR II de 1978, de la cual fueron extraídas las versiones en vivo del álbum Stage y Welcome to the Blackout. La canción volvería a ser interpretada en vivo por última vez durante la mini-gira promocional de Heathen en 2002, en 11 ocasiones. A veces como parte de las interpretaciones del álbum Low completo y a veces de manera aleatoria en el set.
Es precisamente la versión en vivo de Stage el documento más valioso de la canción. Si bien la versión de estudio es deslumbrante, la versión en vivo es simplemente magistral. Un decálogo de porqué la banda que Bowie ensambló para la gira fue una de sus mejores y más legendarias. La química entre los músicos, la emoción exudada por el material nuevo, la perfecta ejecución de cada instrumento, el entusiasmo de la audiencia, su posicionamiento en el setlist, la sinergia, el tono logrado la noche de la grabación, la presencia palpable de Bowie en el escenario a pesar de su silencio, la capacidad de la banda para encontrarle un final satisfactorio a una pieza que originalmente era perpetua y el simple hecho de que es una de mis canciones favoritas de Low.
Un recuerdo entrañable que guardo en mi mente es el de una ocasión en que visite una tienda de discos y para mi sorpresa, el dueño estaba escuchando Stage. En el momento justo en que entré a la tienda, “Speed of Life” estaba sonando y el dueño hacía un baile gracioso que denotaba lo difícil que era resistir la rendición de su cuerpo a la música. Cuando alguien disfruta una canción de manera tan libre y sin pudor me parece algo sumamente memorable.
Curiosamente, Mark Plati encontró un hilo conductor entre tres canciones completamente distintas del catálogo de Bowie: “The Laughing Gnome” (1967), “Beat of Your Drum” (1987) “The Last Thing You Should Do” (1997) y “Speed of Life” utilizan un patrón similar de acordes. ¡Todas en un intervalo de diez años entre cada una!
Efectivamente, “Speed of Life” carece de letra, pero no de significado. El título mismo de la pieza es fascinante. Cada oyente puede imprimir sobre un tema instrumental su propia interpretación. “Speed of Life” tendrá distintas implicaciones para cada persona que la escuche. Para mí, es un recuerdo de que la vida se esfuma en un abrir y cerrar de ojos. No resta más que sacar provecho de cada día y que ninguno sea un desperdicio. Para alguien con la ética laboral de Bowie, la vida debió haber parecido fugaz.
La maravillosa frase “speed of life” aparecería en múltiples ocasiones en el trabajo de Bowie. En “The Secret Life of Arabia” de “Heroes” Bowie canta “I was running at the speed of life” mientras que en “Never Get Old” de Reality, Bowie canta “I’m running down the Street of life” de tal forma que suena casi igual que “speed of life”. El mayor honor sin embargo, para la canción, fue ser la que le diera título al magnánimo libro que marco la epitome de las colaboraciones entre Bowie y Masayoshi Sukita: Speed of Life de Genesis Publications.
Limitado a 2 mil copias a nivel mundial, el libro es una auténtica pieza de colección. Un espejo acrílico adorna la portada del tomo, con una fotografía de Bowie extraída de la sesión de fotos del álbum “Heroes”. Documenta la extensa colaboración entre el artista y el fotógrafo; además, el libro cuenta con decenas y decenas de fotografías nunca antes vistas, tomadas tanto en estudios, como en conciertos, sin omitir momentos cándidos y reflexivos captados durante las múltiples visitas de Bowie a Japón.
Cada sesión de fotos es extensamente comentada en texto de acompañamiento doble (inglés y japonés) y repasa una relación creativa que supera la de cualquier otro fotógrafo (nadie más retrato a Bowie tantas veces como Sukita) en la que cubre un periodo de 1972 a 2009. Resguardado en un estuche especial y acompañado por un vinil de siete pulgadas con imágenes de la sesión de “Heroes” en ambos lados (exclusivo para esta edición y nunca puesto a la venta en ningún otro lado) y lo más importante de todo, autografiado por Sukita y por David Bowie.
Bowie contribuyo un prefacio para el libro en el que escribió: “It’s very hard for me to accept that Sukita-san has been snapping away at me since 1972 but that really is the case… May he click into eternity.”
El libro se agotó completamente y es hoy en día el libro más buscado de todas las colaboraciones de Bowie con Genesis Publications. Me siento profundamente orgulloso y afortunado de tenerlo en mi colección. Mi libro es el 1929 y fue la primera firma de Bowie que conseguí, lo cual lo convierte en un artículo extremadamente especial. Aún recuerdo vívidamente el día que fue entregado y lo que sentí al pasar sus amplias páginas por primera vez. No lo olvidaré nunca.
Como un detalle asombroso con los lectores, nuestros nombres fueron incluidos en el libro al realizar el pedido, durante una ventana limitada de tiempo para que pudieran ser incorporados previo a la impresión. A la fecha, tener mi nombre incluido en una publicación oficial es uno de mis más grandes momentos como aficionado de Bowie.
La temática de las fotografías, la profunda conexión de Bowie con Japón y la velocidad con la que hacia sus proyectos y acumulaba experiencias siempre me parecieron razones indiscutibles por las que “Speed of Life” era el mejor título para el libro.
Mi cariño por la canción y lo mucho que disfruto escucharla, así como la manera tan contundente en que el título representa no solo la vida y obra de Bowie, sino también la propia, me inspiraron a elegirla como el nombre oficial de esta sección de artículos.
Detente de vez en cuando a recordar diversos momentos de tu vida. Notarás que han pasado diez años…15 años…20 años… Speed of Life.
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6 junio, 2024
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