Una de mis lecturas favoritas como estudiante fue “Cratilo” de Platón, que explora la naturaleza del lenguaje, la relación entre las palabras y las cosas que nombran.
El diálogo se desarrolla entre Sócrates, Cratilo y Hermógenes: Cratilo sostiene asegura que los nombres no son simples convenciones humanas, sino que están vinculados de manera directa y natural a la naturaleza de las cosas. Sócrates argumenta que los nombres, con sus excepciones, son convencionales y arbitrarios.
En días actuales, las reflexiones son menores, la jerga es casi el nuevo código y en mayor o menor medida se prefieren las abstracciones sencillas y el reduccionismo.
Pero existen los Nombres Muertos… aquellos cuyos fantasmas se mantienen.
Richard Ashcroft, vocalista de The Verve, explica lo anterior con una anécdota de la que nació “Judas” de su álbum de 2008 Forth y que marcaría el regreso, y muerte, de la banda, cuyo mayor éxito es “Bitter Sweet Symphony”.
El título parte de una visita del vocalista a un Starbucks en Columbus Circle, zona turística de Nueva York. Estaba sorprendido, porque, a pesar de la gran cantidad de clientes, siempre se llevaba a cabo la dinámica de anotar el nombre del comprador en los vasos.
“Siempre me intriga el poder de cualquier palabra y específicamente los nombres, obviamente. No ha habido muchos Adolf Hitler nacidos después de la Segunda Guerra Mundial y tampoco ha habido muchos Judas, tal vez ninguno.
“Judas es un nombre que ha sido vilipendiado, así que cuando estaba en esta cafetería decidí que iba a pedir un café con leche, doble y ella dijo, ‘¿Cómo te llamas?’, dije, ‘Judas’, quería ver la reacción cuando ella dijo, ‘Café con leche, doble trago para Judas’”, narró el artista.
La reacción no se hizo esperar: una mueca de extrañeza.
“Es increíble que esa palabra dos mil años después todavía pueda tener tanto poder. Por eso al final en el coro de la canción todo lo que dice es ‘Let it go, let it go’. Ese es el mensaje y la motivación de esa canción”, concluyó Richard Ashcroft.
“New York, I was Judas
She said ‘A latte, double shot for Judas’
Cry for the things that happen
People need to know
And for a dream to happen
You gotta let it go, gotta let it go”
Una curiosidad: la música nació de una improvisación con toda la banda el primer día de grabación. Como en varias canciones de ese álbum, la primera toma fue la que se utilizó.
En 2008, “Judas” me encontró manejando en un camino de terracería, en pleno desierto, imaginé que los sonidos de la canción llegaban por primera vez a ese lugar y sentí mucha nostalgia. Imagino en estos momentos que siguen vibrando en el aire, permeando a los nuevos visitantes sin que se den cuenta. El Beso de Judas.
Mis Nombres Muertos siguen ahí, conmigo, escondidos en fragmentos.