En la navidad de 1993, David Bowie recibió una orden de 200 CDs (el mínimo que se podía ordenar al momento de manufacturar una orden de discos compactos) 50 de esos discos serían obsequios para amigos y colaboradores cercanos. El cantante firmó y numeró los 50.
Los otros 150 ejemplares restantes (y sellados) fueron entregados a Rykodisc para ser distribuidos como artículos promocionales. ¿El álbum? All Saints.
Esto significa que llegaron a dueños de tiendas de discos, personalidades de la radio y el mundo del entretenimiento, pero no a las manos de los fanáticos. Debido a eso, desde su salida en 1993 All Saints siempre ha sido un artículo de culto. Un objeto altamente coleccionable que no cambia de manos por cifras bajas.
La recopilación sería lanzada de manera comercial años más tarde, en 2001. Pero con varias modificaciones. Se lanzó como un solo disco con menos canciones, mientras que la edición original es doble. El arte y la portada también fueron radicalmente modificados. Bowie diseño el mismo la portada de la nueva edición.
En el caso de la mítica edición promocional de 1993, la portada ostenta el logo de la compañía de Bowie, ISOLAR. El cual sería visto también en tarjetas, material promocional y kitspara la prensa. El álbum también tiene un tono metálico de color dorado que es difícil de fotografiar. Solo sosteniendo el disco en la vida real se puede apreciar el acabado del papel.
Respecto a la selección de canciones, todos son temas instrumentales de la discografía de Bowie, con la excepción de “Some Are” tomada de la Sinfonía Low de Philip Glass. “Sense of Doubt”, “Moss Garden” y “Neuköln” de “Heroes” aparecen todas como una secuencia en una sola pista.
Si el ejemplar está cerrado, se debe apreciar un sticker en la contraportada que dice Made in Canada.
All Saints es realmente una pieza de colección, vista de manera esporádica en el mercado de memorabilia y desconocida para algunos fanáticos que no se adentran en los rincones menos explorados del catálogo de Bowie: los álbumes promocionales.
Durante años siempre quise tener uno, pero me eludía por diversos motivos. Nunca lo veía a la venta, o cuando me enteraba de que se acababa de vender uno, siempre era por precios muy elevados.
En diciembre de 2014 algo sin precedentes ocurrió. Navegando en eBay una noche para matar el tiempo, me topé con un ejemplar a la venta. Mi primer instinto fue que podría tratarse de la edición comercial de 2001 y el vendedor simplemente estaba usando la imagen equivocada. Le envié un mensaje y para mi sorpresa me respondió que en efecto, se trataba de la edición promocional de 1993.
Mi siguiente desconcierto era el precio. No era barato, pero tampoco era inaccesible. Le pregunté por qué se estaba desprendiendo de él. Me respondió que necesitaba dinero rápido para comprar regalos de Navidad para su familia. Sabía que lo estaba vendiendo por debajo de su valor pero no tenía el tiempo ni la paciencia para esperar. El último punto que me impedía concretar la compra era que el anuncio no tenía habilitados los envíos internacionales.
Le pregunté al vendedor si podría hacer una excepción y enviar el artículo por correo certificado a México. Ese último punto tardo varios días en concretarse y recuerdo vívidamente el impacto que tuvo en mi estado de ánimo. La gente lo notaba y me preguntaban que ocurría pero cuando les explicaba la situación, creo que nadie en realidad entendía por qué alguien se preocuparía por obtener un CD. También era algo fútil explicar que no era cualquier disco compacto, era un artículo legendario.
Afortunadamente el vendedor finalmente accedió y concretamos todo. Me considero afortunado porque en el lapso en el que estábamos afinando esos detalles, cualquier persona podría haber comprado el álbum. Recuerdo que revisaba el anuncio varias veces al día, asegurándome de que no se esfumara. En caso de que alguien lo comprara tenía redactado un mensaje para enviárselo a prisa al vendedor y tratar de persuadirlo. Nada de eso fue necesario, pues el disco me espero a mí. Si algo está destinado a ser para ti, siempre encontrará su camino.
Pasó un lapso de tres semanas aproximadamente y el paquete finalmente llegó a México. Lo más extraño es que llegó el último día del año, el 31 de diciembre de 2014. Otro golpe de suerte fue que estaba monitoreando su progreso en la página de rastreos y me percaté de que ya estaba en la oficina de correos. Sin embargo, tal vez por la fecha en que llegó, no se le asignó a ningún repartidor. Un inquietante mensaje apareció en la pantalla: paquete puesto en ventanilla.
Eso significa que tienes el tiempo contado para recogerlo o es enviado e vuelta al país de origen. Acudí a toda prisa a la oficina de correos y lo reclamé en la ventanilla. Me lo entregaron y mi corazón se tranquilizó cuando abrí a prisa el sobre y me cerciore de que el álbum estaba adentro. Cuando finalmente lo llevé a casa observé con mis propios ojos el acabado del libreto.
Miré por un buen rato el logo de ISOLAR y estudié la lista de canciones al reverso. Pero eso fue todo, no fui más allá ya que para mi sorpresa, el álbum estaba cerrado. El sticker de Made in Canada, intacto en la contraportada. El celofán protegiendo cada esquina y superficie del artículo. Nunca lo he abierto y tampoco planeo hacerlo. El estado de mi All Saints es Mint (en el mundo de la memorabilia, Mint es perfecto, nuevo o sellado de fábrica).
Inclusive, el sobre en el que fue mandado (que venía a su vez dentro de una caja) era el sobre original en el que el vendedor lo había recibido cuando lo adquirió.
Después de tantos obstáculos, All Saints se incorporó a mi colección como un regalo de fin de año. Es interesante detenerse a pensar cual es la historia de un artículo. ¿Por cuales partes del mundo ha viajado? ¿Cómo fue tratado por sus previos dueños? ¿Cuántas veces ha cambiado de manos?
No fue fácil obtenerlo, pero coleccionar no es fácil tampoco, es por eso que conseguir ese artículo con el que tanto soñaste durante años es una recompensa indescriptible. No sé cuántas veces cambió de manos mi All Saints, ni en cuantos estantes vivió, pero desde 2014, hace casi una década, su hogar permanente es en mi colección.