Para la portada de Tonight, Bowie contrató los servicios de Mick Haggerty, un diseñador gráfico inglés a quién ya había comisionado con la portada de Let’s Dance un año antes. Haggerty volvería una vez más para trabajar con Bowie en la portada de Never Let Me Down tres años después.  

En preparación para la portada, Haggerty tomó algunas fotografías de Bowie en su estudio, para ser usadas como referencia durante el proceso. Dichas imágenes permanecieron inéditas desde entonces hasta que fueron incorporadas en el tour virtual de la exhibición “Bowie Is” del museo Victoria & Albert.

 

Haggerty también salió de excursión a tomar fotografías de flores y objetos para incorporarlos en la portada.  

El fondo termino siendo un montaje de pintura al óleo con las imágenes de las flores. El diseño fue comparado con el trabajo de los artistas Gilbert & George, reconocidos mundialmente por sus fotografías, dibujos pero sobre todo por sus performances tan innovadores.  

El duo Gilbert & George, 1991. Cortesia Galeria Toi o Tāmaki.

En el centro del diseño, Bowie ostenta una inusual piel azul, mientras su rostro mira al horizonte. Esto fue acorde a lo que Bowie le solicitó a Mick Haggerty, en sus propias palabras dijo que quería “lucir heroico” en la portada.  La referencia que Bowie le proporciono a Haggerty para ilustrar su visión fue “Mujer China” de Vladimir Tretchikoff.  

“Chinese Girl” Vladimir Tretchikoff, 1952.

Para el mundo del arte, la pintura era un mero objeto kitsch. El tipo de pinturas que todo mundo colgaba como si se tratase de un complemento para la decoración acorde a los muebles. Pareciera ser una opción dentro de un catálogo de otras obras que cumplen el mismo propósito, como “Perros Jugando Póker” de Marcellus Coolidge. El punto de colgar la obra en la pared no es demostrar apreciación por el arte. Es simplemente llenar un espacio. Podría ser el muro de un hogar o de la sala de espera de un dentista.  

Sin embargo, la pintura trascendió todas esas críticas y se convirtió en un objeto de culto. De paso, convirtió a su autor en un nombre internacionalmente reconocido… y rico.  

Tretchikoff pintando un retrato de su esposa Natelie. Fotografia de The Tretchikoff Project.

La obra despierta infinidad de preguntas. La principal es ¿por qué la mujer tiene la piel de color azul? Pero si se observa la obra unos instantes más, otros detalles comienzan a resaltar. Solo su rostro y cabello están completamente pintados. Su atuendo parece fundirse con el fondo, ni siquiera fue rellenado más allá de unos trazos. Su ropa da la impresión inicial de que es una mujer tradicional, pero después saltan a la vista sus vibrantes labios pintados de rojo, que crean un contraste moderno.  

Igual que con “La Gioconda”, la gente anhela saber quién era la modelo. Se trata de Monika Sing-Lee, quién posó para el retrato a los 17 años de edad, en 1951. Inclusive ella, la musa detrás de la icónica imagen, no logró obtener ningún semblante de información de Tretchikoff cuando vio la obra terminada.  

“¡Yo no soy verde!”, exclamó al ver la pintura.  

La señorita Lee trabajaba en la lavandería de su tío en Ciudad del Cabo. Fue recomendada a Tretchikoff por un amigo quién le platicó sobre la belleza de la joven. Al verla, supo que había encontrado a su modelo. Posó para el artista durante seis semanas mientras se completaba el cuadro, recibiendo al ser finalizado un pago total de seis libras. Tomando en cuenta la inflación, el pago que Monika recibió por seis semanas de su tiempo en 1951 equivaldría a 241 libras hoy en día, aproximadamente 5 mil 650 pesos mexicanos.  

“Solía sentarme en un pequeño escenario, ligeramente levantado. Usaba un atuendo hecho completamente de seda, que pertenecía a su esposa. En la pintura lo hizo de otro color a como era en la vida real, pero es exactamente el mismo.”

“No entiendo por qué me pintó así. Me preguntó por qué no me gustaba el cuadro y le respondí no me gusta el color, me hace parecer enferma. Él solo se rio”, relató en alguna ocasión.

Monika Y Tretchikoff volverían a encontrarse en los Noventa, y en ese entonces se volvieron amigos por el resto de sus vidas. Monika recuerda como al reencontrarse, Tretchikoff no tenía idea quien era ella. Al decirle que era su modelo para la mujer azul, el incrédulo artista le respondió que no fuera ingenua, que no se parecían en nada.

“¿Acaso tú luces igual que hace 40 años?” respondió Po.

Para demostrarle que realmente era ella, Monika comenzó a relatarle como se conocieron y detalles que solo ellos dos sabían. Al terminar la conversación, estaban riendo y abrazándose.  

Fotografias propiedad de Monika Sing-Lee.

Existe un gran contraste entre la fama de la obra y lo poco que le redituó a Monika. Ella pasó gran parte de su vida sumergida en la pobreza, trabajando como costurera.  

“No quiero ser arrogante, pero fue mi retrato el que hizo rico a Tretchikoff. La pintura de la mujer china fue lo mejor que me paso en la vida, la cual no fue tan agradable.”  

El caso de la mujer azul recuerda un poco “Christina’s World” de Andrew Wyeth, una pintura que fue criticada por qué algunas personas percibían que el artista sacó ventaja de la modelo.  

Christina’s World”, Andrew Wyeth, 1948.

En cuanto a Tretchikoff, la popularidad de su pintura lo hizo sentir perplejo siempre. En su biografía reflexionó: “Aún no puedo explicar el misterio de la mujer china.”  

En cuanto a Bowie, la mujer azul resurgiría 29 años después en el vídeo “The Stars Are Out Tonight”. Por un instante, podemos ver el cuadro colgando en el hogar que el personaje de Bowie comparte con Tilda Swinton.  

Bowie fotografíado por Steve Rapport, video “Loving The Alien”, 1985.

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