Cuando recién había descubierto a Bowie, una de mis principales referencias para coleccionar su obra era el sitio web Illustrated David Bowie Discography. Solía pasar horas en este compendio de información y conocimiento, estudiando cada sección y tomando notas sobre las diferentes ediciones de cada álbum. Una de mis primeras fijaciones fue el álbum debut de David Bowie para Deram Records en 1967. La portada lucía completamente de su época. La tipografía, el rostro de Bowie, los colores… Todo parecía una cápsula del tiempo de los sesenta.

En ese entonces, solo había una tienda de discos en todo México que contaba con una copia del álbum a la venta. Se trataba de la tienda Mix-Up de Santa Fe. Hoy en día el estado de esta cadena es lamentable, pero en esos tiempos, tiendas selectas contaban con catálogos muy extensos y distintos a los que el comprador de discos podía encontrar en otras sucursales. Una de esas tiendas era la de ese centro comercial. Había hileras e hileras de discos, muchos de ellos importados. Era allí, entre el extenso inventario de Bowie, donde albergaban una única copia del debut de 1967 en CD. Sin embargo, con tan extensa discografía por delante, el primer álbum del artista siempre se posponía en pro de otro disco más urgente.

Bowie fotografiado por Gerald Fearnley, 1967.

Al poco tiempo de haber descubierto a Bowie tuve la fortuna de obtener una copia de “Strange Fascination” del autor David Buckley. Siempre le estaré profundamente agradecido al autor y a su obra. Me catapultaron de no saber prácticamente nada de David Bowie a obtener las bases de su vida y obra gracias a dos lecturas voraces del tomo completo. Fue precisamente esta obra la que sirvió como catalizador para apresurar la compra del disco debut de Bowie.

Entre las breves páginas dedicadas al primer disco, Buckley relata: “El primer álbum de David Bowie: motivo de turbación para los fanáticos y para el autor mismo.” No fue necesario deliberar más. Tras leer esas palabras, estaba determinado a obtener el álbum. No podía esperar más para escuchar un disco descrito de semejante forma. Llamé por teléfono a mi madre a su trabajo y le pedí si podía visitar la tienda de discos en su camino de regreso a casa. Le describí a detalle la portada del álbum y por qué deseaba tanto adquirirlo. Ese viernes por la tarde mi madre llegó a casa con el primer álbum de David Bowie dentro de la bolsa de Mix-up y lo tomé de sus manos apenas entró por la puerta. Corrí a mi habitación a poner el disco y escucharlo atentamente. Al mismo tiempo, comenzó a caer la lluvia afuera. Recordar aquel momento me llena de una inmensa nostalgia y alegría.

Bowie fotografiado por Gerald Fearnley, 1967.

Quizás mi percepción del álbum estará siempre permanentemente empañada por los buenos recuerdos que me trae, pero desde aquella primera escucha, quedé profundamente cautivado por sus canciones, relatos y diversos sonidos. Una de las canciones que más me intrigaban era “Join The Gang” pues Buckley había descrito en su libro que la pieza contaba con ruidos de fondo de comida siendo masticada, gases y una aspiradora. Jamás había escuchado algo similar antes. Desde el primer instante, percibí la soledad y alienación palpable de los personajes dentro del álbum. Me parecían tan entrañables como fascinantes. Fue amor a primera escucha. El álbum debut de Bowie quedó consagrado entre mis favoritos y por supuesto, aquella edición que mi madre me obsequió es uno de mis tesoros favoritos en mi colección.

Bowie fotografiado por Dezo Hoffman, 1967.

Con el paso de los años, fui adquiriendo más ediciones del álbum debut de Bowie para Deram. Cada una especial a su manera y cada una con su propia historia. Desde una edición en Digipak publicada exclusivamente para un periódico en Grecia, pasando por la espléndida reedición del 2010 con un segundo disco de temas adicionales y un libreto sumamente informativo, hasta la edición limitada japonesa, la cual fue un obsequio de un muy estimado coleccionista al que le debo bastantes favores.

Pero hay una edición en particular que destaca bastante en mi colección: la mítica edición en CD de 1983, impresa en Alemania del Oeste.

Bowie fotografiado por Dezo Hoffman, 1967.

La primera planta para imprimir discos compactos en Alemania era propiedad de Polygram. La planta se convertiría en la más grande del mundo para 1984, imprimía tanto como 80 mil discos al día. Entre sus primeras comisiones, se encontraba la primera edición en CD del álbum debut de David Bowie. Es importante destacar que esta edición ostenta un título muy importante: fue el primer álbum de David Bowie disponible en formato de disco compacto en el mundo. ¿Qué mejor lugar para comenzar que por su primer disco?

Bowie fotografiado por Dezo Hoffman, 1967.

La edición se puede identificar por los siguientes aspectos:

  • Código 800 087-2
  • Sello de London Records en esquina superior derecha.
  • ℗ 1982 The Decca Record Company Limited, London especificado en contraportada.
  • CD is manufactured By PolyGram in Hanover, West Germany especificado en contraportada.
  • Made in West Germany especificado en contraportada.
  • Sello London Records en esquina inferior derecha en contraportada.
  • Sello London Records y ℗ 1983 The Decca Record Co. Ltd, London en disco.
  •  Portada con colores más vividos y definidos que en ediciones subsecuentes. El tono verde del fondo por ejemplo, es mucho más claro en esta edición.
  • Texto “David Bowie” en color blanco. Esta es la única edición en CD con el texto en dicho color, todas las ediciones subsecuentes cuentan con texto color azul.
  • Contraportada completamente blanca. Ediciones subsecuentes tienen una contraportada negra o bien, recrean el diseño de la edición en vinil con texto y una fotografía de Bowie.

David Bowie, Deram 1967, West Germany. De la colección de Francisco Beristain.

El álbum sería reeditado en 1987 con la portada más oscura y texto azul que la mayoría de la gente conoce. Pero es importante resaltar que esta primera edición alemana de 1983 es bastante escasa y rara y es un auténtico artículo de colección. La razón por la que se convirtió en un objeto deseable es que fue retirada del mercado al poco tiempo de haber sido lanzada. Hay dos versiones del motivo.

Por un lado, algunos coleccionistas especulan que los derechos para distribuir la obra no estaban actualizados y por eso se ordenó que la edición fuera recolectada de los estantes. Por otro lado, existe la teoría de que en 1983 aún eran relativamente pocas las personas que poseían un reproductor de discos compactos en su hogar, lo cual se vio reflejado en las bajas ventas del formato. Ante semejante panorama, es probable que los ejemplares fuesen devueltos a la distribuidora. Independientemente de cuál versión sea la acertada, el resultado fue el mismo: la gran mayoría de los ejemplares fueron destruidos.

Bowie fotografiado por Dezo Hoffman, 1967.

Es por eso que hoy en día es una dicha encontrar a la venta una de estas ediciones, sobre todo en buen estado. En 2015 corrí con la inmensa fortuna de encontrar uno de estos ejemplares a la venta en un sitio de subastas en línea. Como un segundo golpe de suerte, la subasta paso desapercibida y no tuve que disputar la edición con otro coleccionista. Cuando la edición llegó a mis manos fue un deleite contemplar su estado prístino. El dueño original había cuidado bien de ella por más de treinta años. Sin decoloración, sin marcas en el disco, sin ningún indicio de uso. El álbum luce quizás como el día que fue adquirido (o retirado) del estante.

Escuchar el álbum debut de David Bowie permea mi mente de recuerdos. Recuerdos de ediciones raras y difíciles de conseguir de las cuales me siento orgulloso. De amistades que trascendieron delimitaciones geográficas. De fascinaciones originarias de mi primer año como coleccionista de Bowie y sobre todo, de un regalo entrañable que disfruté una tarde lluviosa de mi adolescencia.

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