Hay canciones que simplemente ya no puedo escuchar más… lamentablemente, son buenas canciones. “Nothing Else Matters” y “The Unforgiven” de Metallica, o “Don’t Cry” de Guns N’ Roses, parte de la Trilogía de las Ilusiones, junto a “November Rain” y “Estranged”.

¿El motivo? En aquellos días mis amigos me pedían que las grabara en sus casetes una y otra vez, simplemente ya no puedo una más.

Este sábado tuve la oportunidad de ver al grupo de Los Ángeles en su presentación en México y, aunque “Patience” es otro de sus grandes éxitos, me reservé el hecho de escucharla tanto a lo largo de los años.

En 1988, la banda lanzó Lies, compuesto por dos EP: uno contenía las grabaciones en vivo de Live ?!@ Like a Suicide*, publicado anteriormente, y el otro incluía cuatro canciones acústicas nuevas. El único sencillo de Lies fue precisamente “Patience”.

Es una balada sobre cómo sobrellevar las dificultades de una relación tormentosa: mediante la paciencia. En aquel entonces, Axl Rose mantenía una relación con Erin Everly, la misma que inspiró “Sweet Child O’ Mine”, hija de Don Everly, del dúo The Everly Brothers.

El videoclip se filmó en el Hotel Ambassador de Los Ángeles, célebre por haber sido el lugar donde Robert F. Kennedy fue asesinado en 1968. También fue el último video de la banda en el que apareció Steven Adler, quien fue despedido en 1990 por su adicción a la heroína.

La escuché el sábado pasado, con Axl Rose a sus 63 años. El cantante estadounidense aún alcanza, con esfuerzo, las notas altas; sigue corriendo por el escenario durante tres horas, aunque sus movimientos ya no son los mismos. La actitud, sin embargo, permanece intacta.

“Patience” llegó como un recordatorio de esas viejas canciones que se esconden durante años solo para regresar cargadas de recuerdos, memorias y momentos, con la promesa de que, en unos años, su significado será distinto. En aquellos días era la promesa de que todo se puede resolver.
Hoy… me quedo con otros versos:

“I’ve been walkin’ the streets at night /
Just tryin’ to get it right (a little patience) /
It’s hard to see with so many around /
You know I don’t like bein’ stuck in the crowd (could use some patience) /
And the streets don’t change, but maybe the names /
I ain’t got time for the game ‘cause I need you (gotta have more patience) /
Yeah-yeah, but I need you /
Ooh, I need you (all it takes is patience) /
Whoa, I need you (just a little patience) /
Ooh, this time (is all you need)”

He estado caminando por las calles de noche,
solo tratando de hacerlo bien (un poco de paciencia).
Es difícil ver con tanta gente alrededor,
sabes que no me gusta estar atrapado entre la multitud (podría usar algo de paciencia).
Y las calles no cambian, pero tal vez los nombres;
no tengo tiempo para el juego porque te necesito (debo tener más paciencia).
Sí, sí, pero te necesito.
Oh, te necesito (todo lo que hace falta es paciencia).
Whoa, te necesito (solo un poco de paciencia).
Oh, esta vez (es todo lo que necesitas).

La paciencia, con el tiempo, deja de ser una espera esperanzada y se convierte en una forma de aceptación. Ya no busca resolver ni recuperar; aprende a mirar lo que se perdió sin intentar corregirlo.

En esas calles salvajes y entre las multitudes donde antes había deseo y promesa, ahora solo queda el eco de un verso que madura con los años. “Patience” ya no es la súplica de quien cree que todo puede arreglarse, sino el suspiro de quien entiende que algunas cosas simplemente deben dejarse pasar.

Quizá por eso la canción regresa, después de tanto tiempo, con un significado distinto: no como un llamado a resistir, sino como un recordatorio de que en el silencio, en el no insistir, también hay redención.

La paciencia ya no es la cura, es la cicatriz; no el intento de volver al pasado, sino el arte de seguir caminando, incluso cuando las calles, y los nombres,  sigan siendo los mismos.

 

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