El tiempo se acerca y conforme sus pasos contienen más eco, la soledad abruma un instante más.
Pasó por mi mente el anterior pensamiento cuando abandonaba el último día del festival. A diferencia de los años anteriores, en esta ocasión, por primera vez en mucho tiempo, ninguno de mis amigos, compañeros eternos de una cerveza y ver a un artista en vivo, se emocionó.
Incluso uno de ellos había lanzado previamente: “Pienso que estos son mis últimos conciertos, me cansa el hecho de asistir y no siento la misma emoción”. Lo había cumplido… además de que nuestros gustos particulares por la música habían tomado caminos diferentes.
Al ver el cártel decidí pelear, a mis 47 años, con mis propios demonios: asistir solo a un festival con varias bandas de rock, ver qué podía pasar y no dejar de perder la emoción ver música en vivo, conocer a los artistas, ver su desempeño en un escenario y sentir cómo la música explota por las bocinas que no pueden ser silenciadas por los gritos de la audiencia.
Irónicamente, durante los dos primeros días tuve la fortuna de ser acompañado, el primer día por un amigo que cada día se vuelve más entrañable por compartir mucha música; el segundo día por una persona que decidió solamente ser parte de ella misma ante los problemas por un matrimonio fallido.
Ella era fue frescura en todo momento: nuevas experiencias para dos viejos conocidos que intentaban concretar algo que, al parecer, estaba perdido desde el principio. Su ausencia lacera por momentos porque ella nos puso en el lugar que consideró correcto.
Ese segundo día: a las 22:40 horas decidí regresar a casa, pues había un par de bandas que me había decepcionado y me tenía que preparar para el tercer día. Sin embargo, decidí darle una oportunidad a 30 Seconds to Mars, que me quedaba a unos metros.
No me arrepentí.
La banda de Jared Leto tiene los elementos indispensables y hasta hollywoodenses para enardecer al público: iniciar el concierto lanzándose del punto más alto del escenario, pelotas gigantes, pirotecnia y una conexión con el público que le permitía ser abrazado por ellos o subir a alguien a cantar.
Mi escepticismo sobre el grupo se detuvo cuando llegó la canción nueve “Seasons”, jamás la había escuchado y causó una añoranza extraña desde que inició con las palabras: “People, they come, and people, they go, When the leaves change and the colors they show”.
“Seasons” fue escrita por Jared y Shannon Leto, con contribuciones adicionales de Johnny Goldstein, Connor McDonough y Riley McDonough, quienes produjeron la canción. Thirty Seconds to Mars estrenó la canción en Lollapalooza el 1 de agosto de 2023. El 15 de septiembre de 2023, se anunció que “Seasons” sería el segundo sencillo del sexto álbum de estudio de Thirty Seconds to Mars, It’s the End of the World but It’s a Beautiful Day.
“‘Seasons’ trata sobre la vida”, dice el líder Jared Leto. “Se trata de ver cómo se desarrolla la vida y compartirla con las personas que te importan. Se trata de crear recuerdos con amigos, con la familia y de estar vivo”.
La vida puede tener un efecto adverso y puede desvanecer la conexión con la música. Todas las responsabilidades, trabajo, preocupaciones y fracasos cotidianos tienden a ocupar el espacio que alguna vez reservamos para disfrutar de una esa notas increíbles.
La música, de ser una fuente de inspiración, se convierte en un mero ruido de fondo… como muchas personas a nuestro alrededor. Recordemos: “People, they come, and people, they go, When the leaves change and the colors they show”. La mejor memoria es el recuerdo.