Es un viaje orgánico de casi 72 minutos donde el silencio es parte fundamental de la música.

La travesía fue creada por Devin Townsend, la nombró “Terria” y, la intención principal, fue que la ausencia de sonidos fuera parte fundamental de la grabación.

La historia de Devin Townsend es peculiar: nacido en 1972, fue descubierto por el guitarrista Steve Vai en 1993, a sus 21 años, e invitado a participar en la grabación “Sex & Religion”. Ahí comenzó todo… aunque de una forma lenta.

De 1994 a 2007, creó el grupo de metal extremo Strapping Young Lad, cuyo primer disco vendería solo 143 ejemplares…en un principio. El canadiense siguió y actualmente tiene un total de 25 álbumes y se ha presentado en el Royal Albert Hall y en antiguos teatros griegos. Es conocido como “El Físico del Metal” o “El Genio Demente”.

“Sigo siendo el mismo idiota de siempre, pero ahora soy capaz de saber exactamente cuáles son mis límites”, dijo Devin sobre sí mismo en 2013.

“Terria” es el quinto álbum de estudio y que mandaría, en sus palabras, al ostracismo a sus fanes del metal extremo. Nuevos llegarían, interesados en los sonidos melódicos y atmosféricos de grabaciones futuras.

El artista define a “Terria” como un disco que pertenece a una “corriente de conciencia altamente ilustrada”; es experimental en sus 11 canciones y hasta en un track escondido al final. Gene Hoglan a la batería, Craig McFarland en el bajo, Jamie Meyer y el resto es Devin Townsend. El arte pertenece a Travis Smith que cuyas imágenes refuerzan cada sonido.

“Olives” abre el recorrido con una voz extraña que invita, en medio de la naturaleza, un martini y unas aceitunas; son el preámbulo para “Mountain” que muestra una pesada instrumentación que busca trascender en la voz del canadiense en sus diferentes tiempos, es la búsqueda de la cima desde la sima. El silencio que finaliza la canción es solo interrumpido por una voz clásica que se esconde en una balada clásica. El silencio es necesario.

“Earth Day” culmina la explosión pesada de “Mountain” con una bateria memorable y una letra ironica que mezcla todos los niveles de voz de Townsend… y todo se vuelve tranquilidad. “Deep Peace” es una de las mejores piezas que inicia con una tranquila voz de Devin y culmina con cuatro minutos de un solo de guitarra que semeja un valz etéreo ante el sonido ambiental que lo rodea.

Townsend ha mencionado que este álbun fue gestado cuando un día recorría los caminos de su natal Canadá y decidió escribir música más instrospectiva. La canción que lleva el nombre de su país evoca territorios que no necesariamente necesitan un mapa: “¡Es aceite! ¡Es trigo! ¡Es tierra! ¡Es carne!”.

El dialogo perfecto entre canciones lo ofrece la instrumental “Down and Under”, por su optimismo acústico, con “The Fluke” por su alegría eléctrica que pregunta ¿Somos una coincidencia en el mundo?.

El pesimismo del viaje se localiza en la melancolica “Nobody´s Here”: cuando a veces no hay nadie a nuestro alrededor, porque pensamos que sabemos cuando adivinamos que la verdad es mentira y viceversa. “Tiny Tears” es una fantasía y una fábula por su apología a las lágrimas derramadas; al final, la esperanza del sonido que crece hasta la furia. El fin del viaje es “Stagnant” en su sarcasmo pleno.

“Terria” es vasto, ambiental y reta a la imaginación cuando se escucha porque pide concentración y abstracción. No hay música sin silencio, ni tormentas sin rabia de tranquilidad.

A la mitad de todo, los viajes son seducción porque amamos el riesgo de perdernos desde ellos.

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