Todo comenzó en una plática con Fer. Le pregunté por sus discos favoritos y sin pensarlo soltó: Alive in the Catacombs, de Queens of the Stone Age.

Desde la primera vez que escuché “Villains of Circumstance” supe que era más que una canción. Es un susurro para quienes aman sin poder estar cerca, para quienes sienten la distancia como un peso imposible de soltar.

“We’re prisoners of geography”
(Somos rehenes de la geografía)

Esa frase corta y poderosa resume todo: el amor que no encuentra camino porque la distancia no perdona. No somos enemigos, ni extraños; solo dos personas atrapadas en lados distintos del mapa. Eso duele, porque a pesar de todo, el amor sigue ahí, intacto y fuerte, pero invisible, tan lejos que duele.

“I miss you now, what has become of me?”
(Te extraño ahora, ¿qué me ha pasado?)

Ese verso es la confesión sincera de alguien que intenta entender cómo un sentimiento tan profundo se vuelve a la vez tan silencioso y tan presente. No es un grito desesperado, es un suspiro roto que duele en el pecho. Extrañar a quien amas no siempre es dramático, a veces es una corriente continua, invisible, que no deja de fluir.

La canción habla de villanos, pero no son personas. Son las circunstancias que impiden estar juntos, son las decisiones no tomadas, los caminos que no se cruzan, el miedo, la vida misma.

“My head screams like a hostage’s prayer”
“I keep trying to make you stay”

(Mi cabeza grita como una oración de rehén
Sigo intentando que te quedes)

Ese clamor interior es el eco del alma que no quiere soltar, que se aferra a lo que queda, aunque no haya un plan, aunque no haya certezas. Es la honestidad brutal de quien sabe que el amor duele y que a veces la distancia es el peor villano.

Esta canción no es una simple recomendación. Es un abrazo invisible, un reconocimiento del dolor y la esperanza que muchos sentimos cuando amamos desde lejos. Nos dice que sí, somos rehenes de la geografía, pero que el amor puede resistir, puede mantenerse vivo, aunque solo sea en un suspiro.

Todavía estás ahí, al otro lado de esta canción. Y aunque no sé si alguna vez podremos encontrar ese punto medio, por ahora me basta con saber que compartimos el mismo idioma emocional, que esta distancia no es olvido.

Gracias, Fer.

 

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