El 20 de agosto de este año mi madre sufrió cuatro convulsiones bacterianas que la llevaron a tres ingresos a un hospital. Derivado de ello, bajó su irrigación sanguínea cerebral y perdió la movilidad.

Desde esa fecha, un equipo médico integrado por neurólogo, internista, nefrólogo, psicólogo, rehabilitador físico y un grupo de enfermeras ha logrado que ella comience a dar sus primeros pasos. Su semblante ha abandonado la mirada perdida y un cuerpo en reposo casi permanente. El camino es largo aún… pero es posible caminarlo.

La cena de Navidad, por las razones anteriores fue diferente, la cena se realizó en su habitación.

Para mí hubo dos Navidades: ante los horarios que ella debe tomar sus medicamentos, ella comió un poco antes mientras mi padre y mi hermana preparaban otros platillos. Así que mi primera cena fue con ella: dándole de comer sus alimentos y sus medicinas.

Fue una de las cenas más íntimas que he tenido con ella y bromeamos de que ella tomaba pastillas, tabletas y cápsulas mientras yo bebía un poco de whisky ante la peculiar celebración. La segunda Navidad llegó una hora después con el resto de la familia.

Es inevitable pensar que el tiempo avanza a sus propios horizontes, en nuevos ocasos y amaneceres.

“Yellow is the color of her eyes” canción de Soccer Mommy engloba esos sentimientos de saber que cada segundo puede perderse en la ausencia, en la distancia o en la causalidad.

Soccer Mommy es Sophie Allison, una cantautora y música de Nashville. La canción pertenece a su segundo álbum, Color Theory.

La artista organizó el disco en tres secciones: azul, que representa la depresión y el aislamiento; amarillo, que se centra en la enfermedad física y mental; gris, que representa el vacío de la muerte y la pérdida.

La madre de Allison padece una enfermedad terminal desde 2010. La cantante solía dejarlo de lado, pero cuando salió de gira con su álbum Clean de 2018, comenzó a preocuparse de que el tiempo se le escapara. La canción habla de estar lejos con un enfermo en casa.

“Sentí que estaba perdiendo el tiempo allí con ella, aunque está viva y bien. Se trata de cuando sientes que algo es fugaz y comienza a dar miedo”, explicó, “Cualquier cosa puede pasar en cualquier momento. No eres inmortal, tu gente muere y la gente se enferma. En cualquier momento, las cosas pueden cambiar. Cualquier cosa puede cambiar”.

La muerte es el ocaso inevitable al que todos los días llegan, sin importar cuán luminosas hayan sido sus horas. Somos nuestro epitafio personal… hoy caminamos aún, solamente un paso más.

 

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