
A veces una canción no llega como caricia, llega como un batazo de realidad. No porque sea agresiva, sino porque te dice algo que no estabas listo para escuchar. Así es “You’ll Never Find Another Love Like Mine” de Lou Rawls. Una canción que parece sencilla, pero que está llena de una verdad tan cruda que incomoda.
El título lo dice todo: “Nunca vas a encontrar otro amor como el mío”. Y no lo dice desde el ego, lo dice desde el conocimiento profundo de lo que se entregó. Desde ese lugar donde sabes que diste lo mejor de ti y la otra persona ni cuenta se dio… o sí, pero no le importó.
Lou Rawls entra suave, con esa voz profunda y calmada que no necesita levantar el tono para ponerte nervioso. Te mira directo, como cuando alguien que te conoce bien te dice la verdad que no quieres oír.
“You’ll never find, as long as you live, someone who loves you tender like I do”
(Nunca vas a encontrar, mientras vivas, a alguien que te ame con tanta ternura como yo)
Y uno se queda callado. Porque sí, puedes salir con otras personas, reírte, distraerte. Pero hay amores que son únicos. Y a veces los dejamos ir creyendo que todos los amores se sienten igual. No es cierto.
Más adelante lo dice todavía más fuerte:
“You’ll never find, no matter where you search / Someone who cares about you the way I do”
(No vas a encontrar, no importa dónde busques, a alguien que se preocupe por ti como yo lo hice)
Aquí ya no hay romance, hay memoria. Lou habla desde el después. Desde ese lugar donde ya no queda nada que prometer, solo queda dejar claro que lo que hubo no se repite. No porque él sea perfecto, sino porque ese tipo de amor, el que cuida, el que entiende, el que aguanta, no se da todos los días.
Y luego viene una de las frases más devastadoras de toda la canción:
“I’m not bragging on myself, baby, but I’m the one who loves you”
(No es que me esté echando flores, mi amor, pero yo soy el que te ama)
¿Te das cuenta de la fuerza que tiene eso? No está diciendo te amaba, está diciendo te amo. Presente. Todavía. Aunque tú ya te hayas ido, aunque ya estés con alguien más, aunque ya no mires para atrás.
Y lo dice sin lágrimas, sin dramatismo. Con esa clase de calma que sólo tienen los que ya no tienen nada que perder, pero todavía cargan con todo lo que dieron.
La música ese soul con toques de disco setentero no hace escándalo. Acompaña. Sabe que lo que importa está en la voz y en las palabras. El bajo camina lento, como quien va recogiendo los pedazos de un corazón que todavía late.
Si tú, que estás leyendo esto, has amado de verdad y te han dejado o tú dejaste, pero sigues volteando hacia atrás pon esta canción. Pero escúchala bien, con audífonos, con la luz bajita, sin distracciones. Déjate llevar por esa voz de terciopelo y por esas letras que no perdonan.
Porque sí, tal vez tú también tengas que admitirlo algún día:
Nunca vas a encontrar otro amor como ese. Nunca.