El 29 de diciembre de 1991 recibí una llamada de mi amigo Héctor con una propuesta interesante.
“Oye, creo que nunca nos hemos puesto borrachos ¿y si lo hacemos?”, escuché desde el otro lado de la línea.
Dije que sí. Él se encontraba en su casa de campo a una hora de camino de mi domicilio, así que tomé un autobús y llegué por la tarde. El hecho era curioso: él y yo llevábamos cuatro años de conocernos desde la secundaria y, a pesar de que estábamos en diferentes preparatorias, la amistad nos seguía uniendo.
Y sí… nunca se nos había ocurrido ponernos ebrios y la víspera de Año Nuevo era un buen día para ello. Había un problema, como buenos inexpertos en la bebida ¿cuánta cantidad de copas son necesarias para embriagar por primera vez a dos adolescentes de 15 años?
“Yo pienso que debemos comprar dos botellas, una para cada uno”, propuse yo camino a la tienda, “Si nos hace falta más pues salimos a comprar otras dos botellas”.
No fue necesario… la mitad de una sola de brandy Torres, un par de horas más tarde, nos encaminó al completo estado de ebriedad, salir a buscar unos tacos al centro del pueblo. Él con unas licras, desnudo del torso y sombrero de charro y yo en pijama amarilla… trepados en una moto.
El plan improvisado había salido a la perfección, ridículos incluidos.
La escena llegó a mi mente hace un par de noches cuando escuchaba “Curse Curse” de James y pide, exije y se alegra por un poco más de tequila. La canción contenida en el álbum “La Petite Mort” se originó en una sesión de improvisación, según las palabras de Tim Booth, vocalista de la agrupación inglesa.
“Las canciones extrañas aparecen en las improvisaciones, cosas en las que no podrías pensar conscientemente. Nadie viene con acordes o ideas. Nunca me siento a escribir sobre nada. Empiezas a tocar y comenzamos a rebotar.
“Obtuve algunas de las letras mientras las cantaba en ese jam y fue como, ‘Oh, esto tiene que ser, tengo que ahora escribe el resto de la letra’. Porque no puedes escribir una letra divertida o una comedia y solo escucharla tres o cuatro veces (…) El ingenio es diferente y solo pocas personas pueden lograrlo; ya sabes, ‘Common People’ de Pulp, esa gran canción… Leonard Cohen saca el ingenio todo el tiempo”, explicó el cantante.
La canción es por demás festiva al igual que el video que muestra escenas en vivo, con los mejores pasos de baile del cantante, además de la interacción que logra siempre con el público. Ver a James es una experiencia que va más allá de la música. Contagian alegría.
La letra, como lo dice Booth, es bastante ingeniosa pues compara el futbol con el acto sexual… y un poco de tequila.
“¿Sabes? Comparo el sexo y el deseo con el futbol, el acto sexual que la gente tiene cuando alguien marca un gol o tiene un touchdown en el deporte. Donde todo el mundo se pone como en éxtasis y es como ¡Yeeeeeeaaaahh!”, expresó el interprete sobre las letras.
Por cierto, Héctor y yo dejamos el brandy y lo intercambiamos por otros tragos, a veces más a veces menos. Estoy seguro de que leerá estas líneas así que tendré que lanzar la invitación:
¡Héctor! ¿Un tequila? Ahora ya sabemos cómo ponernos borrachos.