Tuve la oportunidad de ver a Paul McCartney en su última presentación en México este año en el Corona Capital. Tomé la decisión de escuchar, sólo escuchar, al bajista de The Beatles, mi grupo favorito desde que tenía 4 años.

Paul se nota jovial a sus 82 años: es capaz de cantar casi 3 horas, bailar a cada oportunidad, tocar extraordinarios solos de guitarra, subir, bajar, hablar en español. Una figura espigada, delgada y con una elegancia innata y aderezada con botines, pantalón de vestir y un chaleco.

Quizá es la última vez que pueda ver a un Beatle dando un concierto, quizá seamos la última generación que lo podrá hacer. Y ahí estaba: a unos 100 metros, la historia viviente, el hombre que tiene en su mente la beatlemanía, el amigo de John Lennon, quien compartió escenario con David Bowie y Freddie Mercury en Live Aid y quien miles de horas me ha acompañado en mi vida.

Estaba seguro de que “Now and Then” sería la descarga eléctrica por escuchar el último sencillo del grupo de Liverpool y ver a los cuatro reflejados en las pantallas gigantes. No fue así.

Fue “My Valentine”, la canción número siete de un set list de 29, la que llenó mis ojos de lágrimas.

Además de la cercanía del único Beatle vivo que he visto en mi vida, había una razón que mi mente parecía había olvidado.

En 2011, cuando la canción fue lanzada como parte del álbum Kisses on the Bottom fue dedicada a una persona. La dulzura de la canción lo ameritaba, Ella lo ameritaba. Era un lindo juego entre ambos.

“What if it rained?”, le escribía.

“We didn’t care”, contestaba Ella.

“My Valentine” fue compuesta en febrero de 2011 durante un viaje de McCartney a Marruecos con su tercera esposa, Nancy Shevell.

“Estaba en Marruecos con Nancy, que ahora es mi esposa, y estábamos teniendo unas buenas vacaciones, pero llovía mucho. Yo dije: ‘Es una lástima que esté lloviendo’, y ella dijo: ‘No importa, podemos divertirnos’.

“Y coincidí: ‘No me importa en absoluto’. De modo que había un gran piano, algo fuera de tono, en el salón del hotel (…) De modo que una tarde, mientras llovía, estaba en el salón, me senté al piano y empecé a teclear la melodía y a cantar”, relató.

McCartney estrenó la canción en su boda con Nancy Shevell, el 9 de octubre de 2011.

“Fue bonito. Estaba realmente emocionada y miraba como si hubiera derramado una lágrima. Tuve un día precioso. Fue magnífico. No podría haber tenido una boda más perfecta”, expresó.

Lo debo reconocer. Muero por volver a decirle a Ella  “What if it rained?

¿Cómo terminó el concierto? Con Paul McCartney, Jack White y St Vincent ¡en el mismo escenario!

Y la primera frase, y quizá la última, de mi vida:

“And in the end
The love you take
Is equal to the love you make”

 

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