Entre beats y despedidas, Kanye West dibuja en “Heartless” el mapa de un invierno emocional que, un año después, sigue latiendo bajo la piel.

“How could you be so heartless?”

(¿Cómo pudiste ser tan despiadada?).

No es un reproche al aire; es un puñal que atraviesa con precisión quirúrgica. Kanye West no lo canta como quien busca una explicación, sino como quien ya sabe que no la obtendrá. Y en eso, el golpe es doble.

Hace un año exacto, yo también me encontré frente a esa pregunta. No la dije en inglés ni con autotune, pero la sentí igual: en seco, sin anestesia. Fue el momento en que entendí que el amor, por más épico que haya sido, puede desmoronarse sin que la otra persona tiemble.

En “Heartless”, Kanye escribe desde la trinchera de un invierno emocional.

“In the night, I hear ‘em talk”

(En la noche, los oigo hablar)

Son esas voces internas que, cuando las luces se apagan, nos devuelven fragmentos de lo que fue, como si la memoria insistiera en repetir la misma escena una y otra vez. La canción no pretende consolar; su fuerza está en retratar la crudeza del abandono sin maquillaje.

Lo fascinante es cómo la producción contradice el dolor. El beat late con un pulso que casi invita a moverse, como si la música empujara a seguir caminando, incluso con las rodillas heridas. Ahí está la trampa: lloras, pero mueves el pie al ritmo. Y en ese choque entre melodía y desolación, la canción se vuelve adictiva.

Un año después, las nieves ya no cubren todo, pero el frío persiste.

No escucho “Heartless” para volver al pasado; la escucho para reconocerme en él. Porque Kanye, desde su propia tormenta, puso en palabras y sonidos lo que muchos no sabemos articular: que la ausencia pesa más cuando todavía hay recuerdos tibios, que el verdadero frío no viene del clima, sino de una cama en la que falta una voz.

Hoy me doy cuenta de que no escribo este texto para hablar de música solamente. La escribo porque, aunque uno sobreviva a la intemperie, siempre queda la cicatriz. Y aunque a un año le deseo lo mejor, también deseo algo más: que nunca vuelva.

 

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