En la Cuarta Transformación, la riqueza de México no es un bien renovable en la recuperación económica… sino entregable en programas sociales del gobierno.
Mayor inversión pública, empleo pleno y honestidad, y austeridad republicana son las fórmulas de Andrés Manuel López Obrador, Presidente de México, ante la crisis económica por la pandemia de la COVID-19.
Andrés Manuel López Obrador camina solo al templete donde ofrece su mensaje como Presidente de México.
Afuera de Palacio Nacional, integrantes del pueblo, exmeseros y exgarroteros de la Ciudad de México asisten al evento, pues han perdido su trabajo en el país al cual las calificadoras Fitch Ratings y Moody’s recortaron la calificación y perspectiva crediticia de México y de Petróleos Mexicanos.
El proscenio ofrece un neutral “Informe del Presidente de la República al Pueblo de México. El tabasqueño se sitúa a la izquierda del escenario… O a la derecha, ello depende del punto de vista.
Comienza por comparar el virus de la COVID-19 con la peste que, a su vez, se asemeja a la corrupción, los malos gobiernos y aquellos adversarios a quienes López Obrador ha puesto en el escenario como sus villanos favoritos. La ciencia pierde ante la convicción.
Antes de ofrecer las acciones, quien detenta la Presidencia de México recapitula los apoyos que ha dado: anticipo de 4 meses en apoyos para 8 millones de adultos mayores, 10 millones 500 mil becas destinadas a estudiantes de todos los niveles escolares, 740 mil jóvenes trabajan como aprendices y reciben un salario mínimo y 47 mil 500 pescadores han recibido algún tipo de apoyo, entre otros.
Reitera: sigue el nuevo aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya y Dos Bocas y hasta destacó el apoyo que se dio por los sismos de 2017. Presume: 0.2 por ciento, han bajado los homicidios. Cero es mejor que nada.
“Cuando nos llegó el Coronavirus ya estabamos trabajando en mejorar el sistema de seguridad pública”, aseguró López Obrador, quien afirmó que desde hace tres meses comenzaron las acciones contra la COVID-19.
Ya olvidó que el 23 de marzo invitó a la gente a salir a comer.
“Yo les voy a decir cuándo no salgan. Pero si pueden hacerlo, y tienen posibilidad económica, pues sigan llevando a la familia, a comer, a las fondas, porque eso es fortalecer la economía familiar, popular”, dijo ese día quien ahora asegura que lo peor está por llegar.
¿Acciones ante la pandemia? No aumentar los precios de la gasolina, hidrocarburo cuyo precio de venta no depende del Presidente de México sino de los precios internacionales.
El discurso de López Obrador no innova en medidas económicas, solo fortalece programas sociales: 200 mil trabajadores para “Sembrando Vida”, apoyo a pescadores, recursos para padres y madres de familia, para 31 mil planteles escolares, contratar 45 mil médicos y enfermeras en nueve meses.
Habrá créditos… pero para quienes estén afiliados al aparato de gobierno, a las llamadas Tandas del Bienestar, y se invertirán 35 mil millones de pesos al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) e Infonavit para créditos de vivienda.
“Vamos a crear en nueve meses dos millones de nuevos empleos, en estos hechos baso mi optimismo. A la mitad de los hogares ya está llegando el programa de bienestar (…) el primero de diciembre de este año podré decir que todos los pobres de México tendrán protección y amparo del gobierno que represento”, expresó.
En su apoyo a los pobres desapareció los aguinaldos de su propio aparato burocrático, toma los recursos de los fideicomisos desaparecidos y del Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios.
“En esta crisis transitoria a cada quien le toca hacer su parte, he hecho una consulta, hay un consenso, se bajarán los sueldos de los altos funcionarios públicos y se eliminarán los aguinaldos de los subdirectores hasta el Presidente de México”, anunció.
¿Para los empresarios? Un reconocimiento por su humanisno y dimensión social. Para ellos no habrá aumento de impuestos pero tampoco apoyos para disminuir la carga fiscal y el Impuesto al Valor Agregado será entregado “lo más pronto posible”. La normalidad en tiempos de contigencia para el sector privado que no son televisoras, las cuales recibieron de regalo los llamados “tiempos oficiales”.
“Ya rompimos el molde que profundizaba más la desigualdad y propiciaba la corrupción, la formula que estamos aplicando para remontar la crisis es la suma de tres elementos básicos: mayor inversión pública, empleo pleno, y honestidad y austeridad republicana
“Primero es el bienestar del pueblo y después lo mismo, el bienestar del pueblo y nunca jamás los privilegios, la corrupción, el saqueo y la impunidad. (…) Pronto convocaré al pueblo de México a darnos abrazos a las plazas públicas”, dice el Presidente de México.
