Hace apenas un par de horas tuve la oportunidad de hacer lo que más me gusta: manejar en carretera, con la mejor de las compañías y escuchando música. Tenía muchos meses que no lo hacía… o por lo menos no como un placer por sí mismo, sino como una obligación.

Disfrute el verde de los campos que siempre contrasta con el azul del cielo y, maravillosos puentes, nos acercan al abismo de una forma segura y desde las alturas ver lo pequeños que somos. Me pregunté ¿por qué el atractivo de la carretera?

Porque la vida va muy rápido, a veces más de lo que uno quisiera.

En una carretera abierta, sin tráfico ni restricciones, es posible ir rápido como quieras, como si no hubiera fronteras. Eso simboliza vivir sin ataduras ni obstáculos. La velocidad siempre implica una mezcla de libertad extrema, pero también de peligro. Igual que en la vida libre.

Pero lo más atractivo es el paisaje cambiante: el mundo alrededor cambia constantemente; vivir libre significa aceptar el cambio, la incertidumbre y el paso veloz del tiempo. El placer es inmediato.

Quizá a eso se refería “Born to Run” de Bruce Springsteen de su álbum homónimo, que “El Jefe” escribió la letra en su casa de Long Branch, Nueva Jersey, a principios de 1974.

“Un día estaba tocando la guitarra al borde de la cama, pensando en algunas ideas para canciones, y me vinieron a la mente las palabras ‘Born to Run’, al principio pensé que era el nombre de una película o algo que había visto en un coche dando vueltas en el circuito.

“Me gustó la frase porque sugería un drama cinematográfico que pensé que encajaría con la música que había estado escuchando en mi cabeza”, explicó.

La canción está llena de lugares de Estados Unidos y explica como hay un anhelo por salir a la carretera y vivir todo al máximo. La canción, luego del paso del tiempo, ha  cambiado.

“Cuando pienso en el pasado, me sorprende lo mucho que sabía sobre lo que quería, porque las preguntas que me hago en esta canción, parece que he estado tratando de encontrar las respuestas desde entonces. Cuando escribí esta canción, estaba escribiendo sobre un chico y una chica que querían correr y seguir corriendo, sin volver jamás.

“Era una idea bonita y romántica, pero me di cuenta de que después de meter a toda esa gente en todos esos coches, iba a tener que encontrar un lugar al que pudieran ir, y al final me di cuenta de que la libertad individual, cuando no está conectada con algún tipo de comunidad, puede ser bastante insignificante.

“Así que supongo que ese chico y esa chica estaban buscando… Conexión, y supongo que eso es lo que hago aquí. Así que esta es una canción sobre dos personas que intentan encontrar el camino a casa. Me ha acompañado en mi búsqueda, y espero que también a ustedes en la suya”, refirió.

Este patrón se remonta a un concierto benéfico para niños sin hogar el 13 de diciembre de 1987 en el Madison Square Garden, donde Springsteen presentó la canción diciendo.

“Trata sobre un niño y una niña que creían que querían correr y seguir corriendo sin parar. Y en ese momento pensé que era yo, y quizá lo era. Pero una mañana me desperté y me di cuenta de que quería un hogar. Y nadie quiere ni merece estar sin hogar”, expresó.

La libertad no es un escape, sino una búsqueda interminable.

Corremos porque nos prometieron que al hacerlo encontraríamos algo más allá, algo que justifique la velocidad, el viento y la distancia.

Pero en algún momento, al mirar el horizonte, nos damos cuenta de que quizás lo que más deseamos no es huir, sino tener un destino, quizá temporal, y entonces la búsqueda debe ser inagotable… aunque cada vez más solitaria.

Y ante ello:

“Cause tramps like us, baby, we were born to run!”

 

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