Hasta 1988, mi padre fue el principal proveedor de música con casetes que él tenía o compraba para mí. Uno de los mayores regalos que me dio fue una colección de ocho vinilos llamado “La Caja de Los Beatles” de la editorial Readers Digest, empacada en cartón que parecía madera y un sello que decía “From Liverpool”. La escuché y la escuchamos muchas veces en su estéreo Panasonic que sigue funcionando.

Sin embargo, al entrar a la secundaria decidí que me compraría mis propios vinilos y casetes para armar una colección como la suya. Así que durante una semana ahorré el dinero que me daban para mi almuerzo y el viernes, luego de salir de la escuela, dejé mis útiles con mi papá, que en ese tiempo trabajaba muy cerca del centro de mi ciudad, y me encaminé a Discolandia.

La tienda ya la había visto tiempo antes, pero jamás la había visitado solo. Me decidí a entrar y compré la versión mexicana de “A Hard Day´s Nigth” de The Beatles, pues había canciones que no tenía aquella caja de cartón.

La primera canción “nueva” para mí fue “I Should Have Known Better”. Estaba feliz por lo que la canción me provocó en ese momento.

“I Should Have Known Better” fue escrita en enero de 1964 y muestra la influencia emergente de Bob Dylan en la escritura de John Lennon. La canción comienza con una aproximación al estilo de armónica de Dylan. La canción fue una de las últimas de los Beatles en incluir este instrumento.

Al principio, Lennon estaba orgulloso de la composición y dijo en 1964 que la canción era una de las tres mejores canciones de la película A Hard Days Night. Más tarde perdió la confianza en sí mismo como letrista y a menudo criticaba sus propias canciones por carecer de sentido. En 1980 dijo que “I Should Have Known Better” fue “solo una canción, no significa nada”.

Detalle:  Los Beatles la interpretaron en su primera película “A Hard Day’s Night”,  se utilizó en una escena en la que los Beatles la cantan a un grupo de chicas, una de las cuales fue interpretada por una actriz llamada Pattie Boyd. Esta fue la primera vez que George Harrison la conoció; se enamoró de ella y se casó con ella unos años después. Se divorciaron en 1977 y Pattie se casó con el amigo de Harrison, Eric Clapton, en 1979.

Ese matrimonio también terminó en divorcio, pero en el camino, Pattie inspiró algunas de las canciones más famosas de todos los tiempos, incluyendo “Something” de los Beatles y “Layla” de Clapton.

Pero regresemos a Discolandia: durante toda la secundaria fue el mismo rito. Ahorraba el dinero que me daban, iba a dejarle mis cosas a mi papá y de ahí a la tienda a comprar más vinilos. Fue por aquella época que comenzó a acompañarme Mauricio, con quien hacía una parada técnica en unas famosas tortas.

Antes de entrar a la preparatoria, por un “desengaño amoroso” (que obvio a esa edad no era tal… y que contaré en otra historia) compré Apetite for Destruction de Guns N´Roses y el mundo del metal se abrió.  El rito no se perdió en la preparatoria: Discolandia era nuestro templo para nuevos amigos.

Para 1991 recuerdo haberme formado para adquirir tres discos compactos: “Use Your Illusion” I y II el llamado “álbum negro” de Metallica. Varios amigos desfilamos por la tienda: Raúl, Héctor, Alfonso, Víctor, David, Carlos Alberto… muchos más. Pasábamos horas viendo, a veces adquiriendo, los nuevos lanzamientos de los artistas. Sé que la tienda fue el “primer disco” de muchos de ellos.

Comencé a comprar discos compactos desde 1990 y lo sigo haciendo, pues es uno de mis formatos favoritos. Nada como abrir la caja o el empaque, ver el CD y analizar el booklet, letras, arte, agradecimiento. Los últimos que compré en Discolandia fueron unos bootlegs de Dream Theater.

Me di cuenta de que la tienda de discos ya no era tal: una sección muy pequeña dedicada a la música, muchos aditamentos electrónicos, libros, camisetas. Pareciera que los sonidos en físico se quieren esconder para dar paso a un insensible y accesible mundo digital.

Discolandia, en mi ciudad, cerró sus puertas el 12 de agosto de 2024, estuvo abierta, por lo menos, 30 años. No espero que otro negocio ofrezca tantos recuerdos y experiencias en aras de la música que compartimos.

 

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