Las barras de fútbol son negocio lucrativo: a costa de los equipos locales los integrantes viajan gratis hay reventa de boletos, contratos para algunos de ellos y, en el caso de México, un fenómeno aderezado con alcohol, drogas y, en algunos casos, el crimen organizado.

“Cuando eres de una barra y si se hacen viajes como visitante, los viajes los paga el equipo local: te ponen camiones. Además, todos los equipos tienen cierta cantidad de boletos gratis y ahí el negocio pues se ofrecen y se cobra un dinero por ello.  Imagina que, en una final, que de tu porra lleves unos 8 camiones que unas 400 personas y que de ahí les cobres unos que 1500 a cada uno.

“De ahí vas juntando y haciendo negocio y también se tiene que pasar charola con los equipos o sus directivos. Muchas veces hay droga y alcohol antes de entrar a los partidos. Las barras deben ser pocas pues así se quedan con más rebanada del pastel, el negocio es entre unos cuantos”, dijo una fuente anónima cercana al ambiente de las barras.

Scaramanga, seudónimo de un ex barra de los Pumas en entrevista para Futbol Sapiens, detalló parte de las vidas dentro de esos grupos en 2013. Los fanáticos tienen negocios con las banderas, las camisetas y objetos que se venden fuera de los estadios.

Hablas de drogas, ¿cuáles? ¿Cómo la pasan?, se le pregunta.

“Fácil. En los calzones, en los tenis, en la gorra. O hay algunos que ya están de acuerdo con la seguridad. Hasta son estúpidos los policías, nunca te revisan las manos. Agarras tu gorra, tu bandera o lo que traigas y junto aprietas la mota, nunca te revisan las manos. La mota es la clásica de nosotros”, contesta y refiere que los cánticos fueron tomados de las barras de Uruguay y Argentina.

En Argentina, cada año mueren 10 personas en promedio por enfrentamientos de las barras de futbol. Algunos por enfrentamientos en los estadios y otros por ganar espacios de poder en los grupos de hinchas de ese país. Incluso, en ese país, se ha creado la organización “Salvemos al Futbol” para evitar la violencia entre las barras que, allá, incluyen drogas, grupos de choque para algún político y millonarias ganancias por las reventas de boletos.

La llegada de las barras en el fútbol mexicano fue en 1996, según un artículo de Marco Antonio Campuzano, cuando Andrés Fassi, director argentino del Pachuca, las importó porque consideró que el deporte del balón en México era “un poco aburrido”.

“Su intención era darle una nueva cara a Pachuca. Convertir a los Tuzos en un equipo que pesara dentro y fuera de la cancha. Así, en 1996, surgió la ‘Ultra Tuza’. Curiosamente, esta es una de las menos problemáticas del futbol mexicano”, dice el artículo publicado en Futbol Total.

Todos los equipos de la liga copiaron la idea de las barras: surgen “Los de Arriba” de León, “Legión 1908” de Chivas, “La Rebel” de Pumas , “Barra 51” del Atlas, “La Adicción” de Monterrey, “Libres y Lokos” de Tigres, “La Monumental” del América, “Resistencia Albiazul” de los Gallos de Querétaro, “La Perra Brava” del Toluca, “La Sangre Azul” de Cruz Azul y para Monarcas Morelia aparece ‘La Locura 81’. Actualmente hay 24 en todo México.

“La idea de Fassi se fue regando por todas las regiones de México. Se trataba de crear una facción que se encargara de alentar al equipo en los estadios, que al mismo tiempo recibiera apoyo y protección de su respectivo club”, dice el artículo.

Y fue así como surgió el problema. Las barras se convirtieron en negocios lucrativos y llenos de violencia pues han sido numerosos los enfrentamientos entre ellas.

El enfrentamiento entre los fanáticos de los equipos de Querétaro y Atlas no es nuevo. El origen de la rivalidad extrema entre ellas surgió en 2007, cuando Atlas manda al descenso al otro equipo.

Previo al enfrentamiento de este domingo, ambas barras se habían enfrentado cinco veces desde 2017. La de este sábado fue la sexta. Previo al desborde de la violencia hubo dos enfrentamientos más: en los baños y en el estacionamiento. Nadie detuvo el partido.

La palabra la tiene un agresor de Gallos Blancos de Querétaro quien señala a un Pablo Mendoza:

 “A la orden de Pablo, los guardias (porque ni policías eran) iban a abrir las rejas que nos darían acceso directo a confrontar a la barra de Atlas. Los mismos elementos de seguridad proporcionaron algunas puntas y hasta armas de fuego si las cosas se ponían más densas”, escribió antes de borrar su testimonio en redes que fue rescatado por el periodista deportivo Fernando Schwartz.

Hasta el momento, sin muertos y solo heridos, se sabe que la Federación Mexicana de Futbol tiene un reglamento y el manual “Estadios Seguros” que no se cumplió en La Corregidora, han sido suspendidos cinco servidores públicos y a la empresa encargada de seguridad se le rescindió todo contrato vigente. Hay 10 detenidos por el momento.

Surge una versión que adereza la violencia: en algunas barras están integrantes del crimen organizado. Esta línea de investigación es una de las que se sostiene por lo sucedido en Querétaro.

Las barras son el inframundo del futbol, la pasión que no lo es y el orgullo podrido al llevarlo a la agresión. Llena un sentido de pertenencia de algunos que buscan el provecho del deporte, ya de por si uno de los negocios más lucrativos del mundo.

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