El 6 de junio de 2006, en el segundo debate presidencial, Andrés Manuel López Obrador acusó a su contrincante Felipe Calderón de que había favorecido, como Secretario de Energía en la administración de Vicente Fox, a su cuñado Diego Zavala, hermano de su esposa Margarita, con contratos millonarios por 2 mil 500 millones de pesos.

El candidato del Partido Acción Nacional (PAN) lo negó todo en el debate, pero el tabasqueño, cuya candidatura era impulsada por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), el Partido del Trabajo (PT) y Movimiento Ciudadano (MC), en la alianza “Por el Bien de Todos”,  prometió que llevaría las evidencias a la casa del Comité de Campaña de Calderón en la Ciudad de México.

A los tres días, una comitiva de 10 personas llegó a la casa de campaña; entre ellos, Gerardo Fernández Noroña, vocero del PRD, Jesús Ortega, coordinador de campaña de López Obrador, Horacio Duarte, representante ante el entonces Instituto Federal Electoral (IFE), y Claudia Sheinbaum, vocera del tabasqueño para esas elecciones.

Los perredistas llegaron con un “diablito” con ocho cajas de las supuestas pruebas contra Calderón y las iban a dejar a las puertas del inmueble.  Jamás contaron que los panistas les pedirían esperar para que, ante el Notario Público 242 del entonces Distrito Federal, Roberto Garzón Jiménez, abrieran las cajas.

A regañadientes aceptaron el notario. En la escena se encontraban César Nava, secretario general adjunto del PAN, Juan Molinar Horcasitas, diputado federal, y Juan Camilo Mouriño, coordinador de campaña de Felipe Calderón, quien previamente había hablado con el michoacano, quien había solicitado el notario.

“Senador Ortega, le pido que muestre un contrato adjudicado a la empresa del señor Zavala y firmado por Calderón”, pidió Mouriño.

“Traemos evidencias de irregularidades”, respondió Ortega.

“No, queremos contratos firmados”, pidió quién muriera en un accidente aéreo años después.

“Están en su casa, respeto por favor”, alcanzó a decir Sheinbaum. Duarte ya se había perdido entre las cámaras y los micrófonos.

Los hechos quedaron registrados en varias notas periodísticas y en el libro “Decisiones Difíciles” de Felipe Calderón.

El notario dio fe.

“La primera caja que tengo a la vista y que procedo a abrir en este momento contiene lo siguiente: está vacía”, certificó, “La segunda caja… también está vacía. La tercera caja… vacía”. Las ocho cajas solo contenían un diagrama que López Obrador había mostrado en el debate de días anteriores y varios fólderes vacíos.

La discusión la comenzó Sheinbaum, pero en el terreno personal.

“¿Qué no trabajabas tú también en Pemex cuando esto pasó?”, preguntó Sheinbaum a Nava.

“Al mismo tiempo que tú trabajabas en la Secretaría del Medio Ambiente, y de eso luego hablamos”, contestó Nava.

Quien alentó la huida fue Noroña el solicitar su “diablito” en el que llevaban las supuestas pruebas. Se retiraron sin hacer declaraciones a la prensa.

A 15 años, Felipe Calderón es expresidente de México, César Nava desapareció de la vida pública y Mouriño murió en un accidente en pleno centro de la Ciudad de México.

López Obrador es el actual titular del ejecutivo federal, Horacio Duarte es el administrador de aduanas del Servicio de Administración Tributaria (SAT), Fernández Noroña es diputado por el PT y se carateriza por mantenerse en la polémica por sus acciones y declaraciones. Jesús Ortega se mantiene en el PRD, pero es crítico de la autodenominada Cuarta Transformación.

Sheinbaum es la actual Jefa de Gobierno de la CDMX, actualmente bajo el escrutinio público de la Línea 12 del Metro que dejó 26 muertos.

La anécdota que se volvió moraleja.

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