En vida, David Bowie fue sumamente protector de la parte inédita de su catálogo. No se sentía cómodo con demos, tomas alternas o canciones en progreso siendo reveladas.

Jeff Rougvie, quien lideró la campaña de relanzamiento del catálogo de Bowie para Rykodisc en 1990, atestiguó ello. Una vez que Rykodisc aseguró el trato con Bowie al presentar la mejor propuesta de campaña, el siguiente paso era tener acceso a las cintas. Jeff tuvo la inolvidable experiencia de visitar una unidad de almacenamiento (mantenida por RCA) dónde se encontraba todo el material de Bowie.

El lanzamiento más prestigioso de Ryko, la legendaria caja de madera Sound + Vision, autografiada por David Bowie. De la colección de Francisco Beristain

El resultado de esta campaña fueron los discos de estudio de Bowie de 1969 a 1980, discos promocionales, sencillos, más la innovadora caja “Sound + Vision” que se presentó en diversos formatos: CD más un CD de video (un tanto adelantado a su época), vinil, cinta y una edición de lujo en caja de madera con un panel de cristal, con un certificado autografiado por Bowie (hablaré a fondo de esta edición en un futuro artículo). Bowie se embarcaría en la gira Sound + Vision para respaldar la campaña, poniendo en pausa a Tin Machine por un año y el resto es historia.

La principal atracción de estas re-ediciones eran los temas extra en cada disco de estudio (salvo “Aladdin Sane”, el cual Bowie pidió dejaran tal cual fue lanzado) pero el resto de los álbumes contenían por primera vez temas que los fans jamás habían escuchado.

Algunas canciones eran demos (“Quicksand” de “Hunky Dory”) otras eran tomas alternas, otras eran canciones que fueron excluidas de los discos (“Who Can I Be Now?” de “Young Americans” y “Sweet Head” en “The Rise and Fall of Ziggy Stardust”) mientras que otras eran canciones que quizás eran bosquejos durante la grabación de los discos y fueron terminadas de manera contemporánea (“Abdulmajid” de “Heroes” ostenta detalles finalizados en 1991, además de haber sido nombrada en honor de Iman, la esposa de Bowie).

La serie de re-ediciones Rykodisc, con sus distintivas cajas verdes y algunos sets dobles.

También hubo algo de controversia y misterio: ”I Pray Olé” fue añadida a “Lodger”, pero nadie estuvo convencido nunca de que perteneciera a la época (Tony Visconti por ejemplo, no tiene recuerdo alguno de la canción) y si se escucha con atención, francamente parece un tema que surgió de “Tin Machine II” más que de “Lodger”.

Estos temas adicionales hicieron las ediciones de Rykodisc algo extremadamente bienvenido para los fanáticos más acérrimos (además de que el empaque verde de las cajas de discos de Ryko y el arte tan original los hacían objetos coleccionables). Pero Jeff reveló que el producto final distaba un poco de lo que le hubiera gustado presentar.

Cuando le dieron acceso a la bóveda en Nueva Jersey, Jeff esperaba encontrarse con una unidad profesional, con clima controlado y archivos bien organizados. Lo que se encontró en su lugar fue algo de desorden y cintas que se estaban desintegrando al tacto (el material del ‘1980 Floorshow’ que Bowie montó para promocionar “Pin Ups” era prácticamente inutilizable).

Explorar los archivos fue un trabajo incómodo y arduo, pero Jeff amasó una colección sumamente interesante de canciones inéditas para adornar los álbumes. El problema es que Bowie no permitió que muchas de esas canciones fueran lanzadas en las ediciones finales. Los temas que lograron salir a la luz fueron los pocos a los que el cantante dio el visto bueno.

Las ediciones Ryko contenían temas adicionales que las hicieron sumamente emocionantes y coleccionables.

Esta anécdota es un reflejo de lo difícil que era (y continua siendo) acceder al trabajo que Bowie decidió relegar a su bóveda. Otros ejemplos fueron las ocasiones en que se ofrecieron a la venta cintas en subasta (en sitios como eBay) incluyendo canciones inéditas, las cuales Bowie compraba el mismo para asegurar su privacidad. Los vendedores tenían dos opciones, vender los artículos al británico o enfrentar consecuencias legales.

Todo eso cambio (un poco) después de su partida. Se sabe que dejó un plan de acción abarcando 5 años, en el que se detalla qué, cómo y cuándo, el material debe ser lanzado. El resultado es que, desde 2016, han sido ofrecidos discos en vivo, álbumes inéditos, EPs y demos que habían permanecido ocultos por décadas. Reeves Gabrels, la mano derecha de Bowie de 1988 a 1999, compartió, en una entrevista, que cada año el equipo del cantante se reunía para abrir un sobre y descubrir cuáles eran las instrucciones para el año correspondiente.

Una de esas instrucciones eran re-grabar “Never Let Me Down” con un equipo de músicos que Bowie eligió, bajo la dirección de Mario McNulty, con quién trabajo en un remix de “Time Will Crawl” en 2008. Sabemos que gente cercana a Bowie, como Bill Zysblat y su publicista Alan Edwards, trabajan de cerca en estos lanzamientos póstumos y sus nombres siempre figuran en los créditos. En sus puestos, son los encargados de curar el material de la bóveda y elegir qué verá la luz a continuación. Una tarea envidiable, aunque nada fácil.

La maravillosa caja “Conversation Piece.” De la colección de Francisco Beristain

La discografía de Bowie es tan extensa, que la cantidad de material en los archivos es indescriptible. Durante años se ha tratado de recopilar una lista definitiva de los temas inéditos, pero año tras año emerge una fotografía de cintas, notas de grabaciones en proceso o acetatos que agregan más canciones a la lista. Por ejemplo, en 2019 el magnífico box set “Conversation Piece” reveló temas como “Animal Farm” y “Jerusalem” que nadie sabía que existían (ni siquiera figuraban en  “The Complete David Bowie” de Nicholas Pegg).

“Conversation Piece” también nos dio acceso a canciones legendarias como “Angel, Angel Grubby Face” que durante años eran solo títulos en libros. Algunos de estos demos aparecieron primero en lanzamientos como “Spying Through a Keyhole”. Por otro lado, el EP “Is It Any Wonder?” nos dio la oportunidad de escuchar las grabaciones de estudio de “Baby Universal ‘96” y “Stay ‘97”, así como “Nuts” el cual fue otro tema que nadie sabía existía fuera de la banda de Bowie en ese entonces.

Las cajas antológicas, como “Brilliant Adventure” del año pasado, revelan en sus libros fotografías de tracklists tentativos para los álbumes, llenos de canciones que nunca escuchamos. El material inédito es más que suficiente para llenar discos en ediciones de lujo de cada álbum, la cuestión es ¿cuándo? ¿algunas etapas de la carrera de Bowie son más viables comercialmente para la disquera que otras? ¿hay lanzamientos que Bowie vetó?

La pregunta es ¿qué hay en la bóveda de David Bowie?

Espera la siguiente entrega.

 

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