Arturo Espinosa

Fueron tachados de rabiosos, de animales zombies y por un momento su población natural fue diezmada y mutilada por los seres humanos, que ya les habían quitado una vez su hábitat.

Son los mapaches que han dado identidad a la escollera de Playa Miramar en Puerto Madero, Tamaulipas, donde viven y ha sido el escenario de 100 nacimientos de la especie cuyo nombre científico es Procyon.

La historia de “Playa Mapache”, como la conocen algunos, comenzó a principios del 2010 cuando llegaron algunas manadas de estos animales conocidos como “osos lavadores”. Su arribo a la escollera fue porque bosques cercanos desaparecieron por la mancha urbana.

La escollera es un conjunto de bloques de cemento de 1.5 kilómetros del largo que separa el Río Pánuco del Oceano Atlántico. Al lado de los bloques hay rocas donde habitan estos mamíferos propios de América.

En 2013 había 200 mapaches. Comenzaron las acusaciones en medios locales de comunicación de que atacaban a la gente. Cada semana trataban de sacarlos, los golpeaban, los sacaban en jaulas y los llevaban a un área cercana… siempre regresaron a las rocas de la escollera.

“Los mapaches son territoriales y ellos querían regresar a la escollera. Lo que pasó es que empezaron a andar por las calles las manadas y aparecian atropellados. Fue una época difícil pues de los 200 quedaron 25 mapaches y muy lastimados. Aún así, se reprodujeron de nuevo y llegaron a ser 200 otra vez.

“(…) El gobierno local quería construir un acuario y los mapaches les estorbaban. El 2014 fue terrible pues de nuevo bajaron la población a 40: les cortaron la cara, les mutilaron sus manitas y les cortaban sus miembros. Pero sobrevivieron y comenzaron a reproducirse”, relató Hortencia Ruvalcaba Infante.

La Presidenta del Patronato de Protección y Preservación Mapache Miramar dijo que el repudio a esa cacería de mapaches hizo que la Procuraduría de Protección Federal de Protección al Ambiente (Profepa) tomara cartas en el asunto a la par de que surgió la asociación civil que preside.

A siete años de la cacería, los mapaches se han ganado a los lugareños y a los turistas. Su fama ha llegado a España, Chile, Brasil e Islas Canarias. Actualmente, hay tres manadas que conjuntan 200 animales. Se han registrado 100 nacimientos en la escollera.

“Los mapaches de Miramar se han acostumbrado a la gente y ahora saben convivir. Son amigables pero no recomendamos tocarlos o cargarlos… aunque ellos sí te tocan y son especialistas en llevarse cosas.

“Ellos piden comida, se te suben a las piernas, se paran en dos manos. Son muy inteligentes pues si sienten que les van a dar comida se acercan. No son violentos pero sí bribones y traviesos”, expresó Ruvalcaba Infante.

Con la pandemia por el covid-19, los visitantes bajaron pero el patronato se encarga de llevarles diariamente 114 kilos de comida y 130 litros de agua.

Su alimentación son tortillas, croquetas para perro y, su alimento favorito, galletas. Comen solo una vez al día, a las 19:00 horas, y se mantienen activos toda la noche. Se aparean una vez al año y algunos emigran a los bosques cercanos por lo que la población se equilibra siempre en 200 integrantes.

“Un día estaba vendiendo gorras para ingresar más recursos y me descuidé, en segundos ya se habían llevado la bolsa con las gorras. Hemos visto mapaches que se llevan hasta refrescos, se llevan lo que pueden. Pienso que por eso tienen el antifaz, por ladronzuelos. No tienen llenadera, cuando escuchan que se abre un paquete de galletas se aparecen. Son una especie adorable y nos gusta verlos felices con sus galletas”, concluyó.