Las ciudades nos eligen como sus habitantes desde que nacemos en ellas, nos exiliamos de otras y estamos dispuestos a renacer en aquellas.
Son el escenario de vida de muchas personas en donde se mezclan sueños, desencuentros, ilusiones, fantasías, lágrimas y quizá sonrisas. Las ciudades lloran y las ciudades ríen a partir de las heridas que les infrinjamos. Ellas saben que nos trascienden.
En 1975, Russ Ballard, cantautor y músico británico, escribió “New York Groove”… precisamente en Inglaterra. Él acababa de producir el segundo álbum de Roger Daltrey, Ride a Rock Horse, cuando el vocalista de The Who le sugirió grabar una canción en Nueva York.
“Mientras estaba sentado en el avión, saqué papel y lápiz y comencé a pensar en la frase ‘de vuelta al ritmo de Nueva York’. Consideré que sería un buen título para una canción; toda la idea de que alguien regrese a Nueva York y cante sobre la experiencia”, relató Ballard.
La canción fue entregada a la banda Hello quien obtuvo un éxito relativo con la canción.
Hasta que llegó 1978 y Kiss comenzó con uno de los proyectos más ambiciosos de su carrera: cada uno de sus integrantes tenía que sacar un disco solista al mismo tiempo e imprimirle la personalidad de cada uno de ellos: The Star Child, Paul Stanley, The Demon, Gene Simmons, The Cat, Peter Criss, y The Space Ace, de Ace Frehley.
Ace Frehley, el guitarrista, siempre había sido cauteloso para cantar y en la historia de la agrupación neoyorkina solo había interpretado “Shock Me” para el álbum Love Gun de 1977. En esta ocasión tendría que hacerlo.
Frehley viajó a Connecticut para ello y adecuó el estudio para que tuviera una reverberación natural. Todo el álbum solista se grabó ahí, con excepción de “New York Groove” que fue grabada en Manhattan.
“Nos dimos cuenta de que necesitábamos una canción más comercial para incluirla en mi disco en solitario, así que la grabamos mientras hacíamos las sobre grabaciones en Manhattan.
“Fue genial porque las Rockettes, las bailarinas que actúan en Radio City Music Hall, solían tomar sol en el techo. El estudio estaba justo al lado de la escalera. Estas hermosas chicas semidesnudas entraban constantemente al estudio y comprobaban lo que estaba pasando. Fue un ambiente de grabación bastante agradable”, recordó el músico.
La canción fue un éxito, el álbum solista de Frehley lo fue también, superó en ventas a los de sus tres compañeros.
“No sentí que estuviera superando a los otros chicos de Kiss, es simplemente algo que sucedió. Tuve suerte de que saliera tan bien. Realmente nunca escuché los otros tres discos solistas, aunque una vez puse el de Gene. Cuando escuché su versión de When You Wish Upon A Star tuve que sacarla del tocadiscos”, bromeó Frehley posteriormente.
Ace Frehley siguió creciendo en Kiss, aunque su aventura solista fue la marca de lo que vendría, pues abandonaría el grupo en 1983.
Ese pequeño himno personal de dos músicos, Ballard para grabar en Nueva York y Frehley para tener una canción comercial de su ciudad, fue una instantánea de 1978 de ese Estados Unidos. La imaginación no les alcanzó para vislumbrar el futuro.
En lo personal, además de la ciudad donde nací, hay otra a la que me ha gustado regresar más de dos ocasiones: es su olor, el idioma que no puedo comprender por la casi ausencia de vocales y porque sus laberintos me hacen sentir que ningún ajetreo citadino nos puede alejar de la soledad interna.
Las ciudades son nuestro reflejo como pequeñas sociedades a cada paso.