La rutina engendra tristeza incorpórea.

Abrir los ojos deja de ser un reto para pasar la mirada por los objetos que nos acompañan y su familiaridad hace que también sean inmateriales. Levantarse es cuestionar si vale la pena un poco más… o si ya no hay nada después.

La rutina no requiere reflexión, es producto de la costumbre, que no tiene decisión, que envuelve a quien es víctima de ella. La repetición constante de actividades, incluso de pensamientos, ofrece dos alternativas.

La primera de ellas convertirse en un fantasma de la inercia. La segunda es explotar: con furia ante la vida o sentir lujuria por ella. En lo personal, prefiero la última: ignoro que desencadene el despertar, pero es muy seductor la poesía de la acción.

“Walk” de Foo Figthers nos habla de ello desde su video basado en la película “Falling Down” de 1993 interpretada por Michael Douglas. William Foster, el protagonista, se ha divorciado recientemente, tiene una orden de alejamiento de su esposa; cuando el aire acondicionado de su auto deja de funcionar, lo abandona y decide enfrentar todas las adversidades de forma violenta.

La cita describe la tensión de la rutina y la frustración de ser parte de la inmovilidad.

El video de Foo Figthters va en camino contrario a la película; el pesimismo de esta la convierte en una explosión de alegría que culmina con la frase “Nunca quiero morir”.

“Estoy arrodillado, no quiero morir nunca. Estoy bailando sobre mi tumba, estoy corriendo por mitad del fuego, para siempre, cuando sea, no quiero morir nunca, no quiero marcharme nunca, nunca digo adiós. Para siempre, cuando sea, para siempre, cuando sea”, grita Dave Grohl en la canción que está contenida en su álbum “Wasting Light”.

En entrevista con la revista Rolling Stone, Dave Grohl afirmó que la inspiración para escribir la canción llegó un día después de la muerte de Kurt Cobain (5 de abril de 1994), su compañero de Nirvana, quien se suicidó, autor de la canción “I hate myself and i want to die”.

“Viene del día después de la muerte de Kurt. Despertarse esa mañana y darse cuenta, ‘Oh, mierda, ya no está aquí”. Yo me despierto y él no. Estoy haciendo una taza de café, y él no puede. Voy a encender la radio y él no lo hará. Esa fue una gran revelación para mí.

“Creo que también en la vida, te quedas atrapado en una crisis, donde imaginas que no hay salida. Cuando en realidad, si te atreves a considerar esa crisis como una señal en el radar, es más fácil salir adelante.

“Y, sí, yo estaba como, ‘No quiero que nadie tenga la sensación que tuve esa mañana’. Lo digo en serio: ¡No quiero morir, carajo! Sé que es inevitable, pero no quiero. Eso va a ser un lastre. Lucharé tanto tiempo como pueda””, dijo en esa entrevista sobre “Walk”.

El secreto es aprender a caminar otra vez, parafraseando la canción; conociendo paso a paso el terreno que pisamos, pero caminar no es correr, es conocer cada paso y el terreno que pisa. Es la lujuria por la existencia.

 

 

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