La victoria de Andrés Manuel López Obrador en las elecciones de 2018 se debió, en gran parte, al Partido Revolucionario Institucional.

Los desenfrenados excesos de Enrique Peña Nieto y su gabinete ayudaron al tabasqueño, quien supo utilizar el rechazo al mexiquense en un discurso polarizado que sigue siendo su mejor herramienta actualmente.

El PRI se volvió oposición, pero como un partido pequeño y detestado por la mayoría de los mexicanos. Aproximadamente 80 años de gobierno fueron un lastre para su candidato presidencial José Antonio Meade, quien jamás pudo romper los vínculos y no entendió que su postulación debió ser por la vía independiente.

Ante la derrota y el rechazo, los mismos priistas esperaban el renacimiento de su partido. No era tan difícil: los tropiezos que se volvieron fracasos de López Obrador y Morena son tan evidentes que la oposición debería de organizar un festín ante ellos.

Ninguno entendió: el Partido Acción Nacional (PAN) y el de la Revolución Democrática (PRD) se desdibujan, el primero solo tiene a Ricardo Anaya como su carta fuerte y quien no logra empatizar con todos. Movimiento Ciudadano coquetea con ser como el Partido Verde y venderse al mejor postor.

El PRI es un caso especial.

“Lo que hemos propuesto es ir a la amplia discusión, no hay prisa ¿Cuál es la prisa?”, señaló Alejandro Moreno, Presidente Nacional del PRI, ante la Reforma Eléctrica propuesta desde Presidencia y que es un claro retroceso al pasado.

No es complicado: la reforma propone que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) vuelva a ser monopolio público en la generación, conducción, distribuir y abastecimiento de la luz. se elimina la separación de empresas subsidiarias y filiales de la CFE. También se suprimen los órganos reguladores como la Comisión Nacional de Hidrocarburos y Comisión Reguladora de Energía, que serán incorporados a la Secretaría de Energía. El Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) con sus funciones y atribuciones se reincorpora a la Comisión Federal de Electricidad.

Las advertencias son claras:

De aprobarse y entrar en vigor, se estarían violando otros artículos de la Carta Magna: Se pretenden modificar los artículos 25, 27 y 28 constitucionales, para tener control de toda la cadena del mercado eléctrico. Pero el actual artículo 14 constitucional, que no se menciona en la reforma, refiere que a ninguna ley se le dará efecto retroactivo. Se esperan múltiples demandas contra ella y pérdidas por 44 mil millones de pesos.

Mientras cifras y expertos han salido de inmediato a opinar sobre la propuesta, el PRI no tiene prisa.

Este miércoles trascendió que Alejandro Moreno estaría planeando modificar los estatutos del PRI, con tal de poder aprobar la reforma eléctrica del Presidente y que Layda Sansores, Gobernadora de Campeche, no investigue el pasado de “Alito” en ese puesto que era suyo anteriormente.

El PRI no entiende que no entiende, olvida lo detestable que puede ser al sentirse un primor a quien le reconozca algo de lo que carece.

Comentarios

Comentarios