La hora más esperada, de lunes a viernes, eran las 15:00 horas era para ver televisión.

Las reglas eran muy claras: se llega de la escuela, se hace la tarea, se come y se podrá disfrutar un par de horas dibujos animados. Había prisa por hacerlo pues, a la hora mencionada, nos alejábamos del tradicional Canal 5, “el de las caricaturas”, para sintonizar el Canal 13.

Nuestra televisión era una Panasonic a color. En estos días sonará raro, pero teníamos tres aparatos y dos de ellos eran a blanco y negro. El “technicolor” era un gran mueble que abarcaba por lo menos un metro cuadrado y conjuntaba madera, un cinescopio inmenso, la pantalla y, a un costado, un disco de plástico que se tenía que cambiar manualmente para elegir el canal.

Una luz verde señaba que el Canal 13 estaba sintonizado. Era la cadena Imevisión, que era la única que transmitía, entre otros dibujos animados, “Las Aventuras de Tom Sawyer”, una serie de anime basada en la novela homónima de Mark Twain que se transmitió en 1980 y que a México llegó unos pocos años después.

Leí el libro luego de la serie, así que mi primer referente de Tom Sawyer fue el anime mostraba hilarantes aventuras de un niño que admiraba por su atrevimiento… o hasta que llegaba Joe El Indio… recuerdo la angustia ante la oscuridad de la Cueva de McDougal. Eran capítulos de media hora y, en lo particular, me gustaba esperar el final.

Al final de cada capítulo se observaba a Tom y a su amigo Huckleberry Finn corriendo por la orilla del Mississippi y seguir un barco de vapor. La canción que se escuchaba me hacía sentir triste por alguna extraña razón, temía que en algún momento el programa se terminara y dejara de escucharla.

Sucedió. La serie dejó de transmitirse, regresó después a Canal 5 y mi mente olvidó ese sentimiento de angustia anticipada. Cuando “Las Aventuras de Tow Sawyer” llegaron a DVD las compré y me pareció fascinante escuchar ese final de cada programa.

Hay un detalle curioso: en el capítulo 49 se hace un guiño al asesinato de John Lennon  en el mismo año en que la serie se produjo. En el periódico que el doctor Mitchell sostiene se lee John Lennon Shooted!

La canción se llama “Boku no Mississippi” interpretada por Kusaka Maron, una cantante de la década de los ochenta que cantó muchos temas de anime televisivo. Hay pocos datos sobre la cantante y pocas fotos.  Fue compuesta por Yamakawa Keisuke y Hattori Katsuhisa.

Hace un par de días, sin pedirlo, la canción regresó a mi mente: con la ayuda de internet supe finalmente quien interpretaba la canción y conocí la letra. Si de niño la música me causaba una angustia por dejar de oír, ahora la nostalgia llegó con la letra.

“Estaré solo bajo las estrellas, de seguro ahí estaré. Entonces tomarás tus grandes sueños sin perder tu ventaja”, dice la letra enmarcada en un sonido que ya coquetea con lo viejo por el uso de los sintetizadores.

El viaje de nuestra infancia hasta nuestros días ha sido arduo: nuestra manera de ver al mundo cambió al igual que la manera de sonreír o llorar ante él; ese mundo pequeño que solo abarcaba nuestra mirada se tornó complejo, cruel y parte de la infancia termina cuando perdemos a nuestros seres queridos, cuando sabemos de la muerte inevitable.

Considero que los años regalan una ventaja al viaje: no perder la capacidad de asombrarnos de lo que nos rodea, en eso radica la niñez, admirar cada instante como si fuera mágico. La travesía llegará a buen puerto.

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