¿Cómo saber el nombre de una canción en 1987? Había pocas posibilidades en aquellos años, especialmente si solo se había escuchado en la radio o visto un fragmento en televisión.

Por entonces existía un programa de Jaime Almeida llamado Estudio 54, dedicado a todo tipo de música. Tuve la fortuna de ver un episodio centrado en la historia del rock: desde Fats Domino hasta lo más nuevo de aquellos días, Devo y Blondie.

Grabé el programa en mi videocasetera Beta para ver a los grupos una y otra vez. En uno de los segmentos, de unos dos minutos, Almeida comparaba el rock de Presley y Little Richard con la explosión escénica de David Bowie y Kiss… de quienes apenas mostraba una breve probadita, apenas diez segundos de una canción con su clásico maquillaje.

Y ahí estaba el problema: ¿cómo saber qué canción era dentro de un repertorio de más de 230 temas de la banda neoyorquina? No existía Shazam, YouTube, Spotify ni ninguna alternativa digital. La única forma era comprar algún álbum y esperar que, con suerte, viniera aquella canción que solo conocía por unos segundos.

Fui a una de las dos tiendas de discos de mi ciudad —la historia de esa visita merecerá su propio capítulo la próxima semana— y compré el disco Rockanroleando toda la noche de Kiss. Sí: esas palabras rojas sobre fondo negro, con el logo dorado del grupo. En la contraportada, sin maquillaje, aparecían Paul Stanley, Gene Simmons, Bruce Kulick y Eric Carr.

La canción, por supuesto, no venía. Pero el disco incluía Cold Gin, que se convirtió en una de mis favoritas por su estructura y sus riffs cambiantes en la segunda parte.

Pasarían seis años, hasta 1993, cuando mi amigo Víctor reavivó mi amor por Kiss. Entonces muchas cosas saldrían a la luz.

La “canción” era Rockin’ in the USA, incluida en Alive II (1977). El vinilo Rockanroleando toda la noche era, en realidad, una versión mexicana de Killers (1982), un álbum recopilatorio que hoy es muy cotizado en Estados Unidos por su rareza. Para entonces, Ace Frehley ya se había convertido en mi favorito: él era el autor de Cold Gin.

Cold Gin habla de una persona atrapada entre la pobreza, la soledad y el alcoholismo. Sin embargo, el significado suele malinterpretarse, creyéndose que trata sobre una relación tóxica o sobre los efectos de la ginebra fría en el deseo masculino. El propio Frehley aclaró en su libro No Regrets (2011) que la escribió en el metro, inspirado por Fire and Water del grupo inglés Free. Gene Simmons aportó el puente musical, aunque rechazó figurar en los créditos.

“En ese entonces, definitivamente era más una hermandad. No importaba quién recibiera el crédito, lo único que importaba era si la canción era buena”, explicó el guitarrista.

Como Frehley aún no confiaba en su voz, Simmons —pese a ser abstemio— cantó la versión de estudio y la mayoría de las interpretaciones en vivo, aunque Ace asumió la voz en algunos conciertos del Alive/Worldwide Tour y más tarde en su carrera solista.

Ace murió el 16 de octubre pasado, pero siempre será mi favorito de Kiss. ¿La razón? Creo que muchas de las mejores canciones del grupo las escribió él. Su voz encajaba perfectamente con su personaje galáctico, tenía la carcajada más encantadora del rock y, sobre el escenario, irradiaba una energía hipnótica. ¡Ah! E interpretó New York Groove, de su disco solista de 1978, el más exitoso de los cuatro lanzamientos individuales del grupo.

Ace usó su guitarra no solo para crear música, sino también como una herramienta teatral. Su huella seguirá brillando en otros espacios.

 

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