A las 14:00 horas de este lunes, con 41 casos detectados del coronavirus COVID-19 y cinco millones de habitantes, el Gobierno de Costa Rica decidió cerrar sus fronteras aéreas… México, con 82 casos detectados y 127 millones de habitantes, mantiene abiertas sus fronteras.
Costa Rica tuvo su primer caso detectado el pasado 6 de marzo, México el 28 de febrero. Aquel país decidió cerrar sus fronteras a los 12 días de aparecer el primer enfermo. Según una fuente del Aeropuerto de la Ciudad de México, la terminal aérea está recibiendo, sin medidas de prevención, vuelos internacionales que no llegan a otros países.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) hay maneras de prevenir el contagio: lavado de manos constante, higiene respiratoria con mascarillas y el distanciamiento social al menos un metro con las demás personas. La enfermedad se transmite por las gotículas respiratorias en contacto directo e indirecto por los objetos y superficies donde caen.
A 18 días de su primer caso, el Gobierno de México ofrece una política errática, mensajes contradictorios y un Presidente, Andrés Manuel López Obrador, que desafía las normas internacionales. Este lunes, la OMS lo instó a liderar las acciones contra la pandemia.
Mientras que las escenas en el mundo son de ausencia: calles en Italia y Roma vacías, patrullajes para regresar a las personas a sus hogares, el Papa Francisco lanzando una bendición al vacío en El Vaticano, fronteras cerradas, caídas en la economía y consecuencias aún inesperadas; en México no hay estrategia y sí mucho desdén, indiferencia y jactancia.
Ello se observa cuando el Secretario de Salud Federal, Jorge Alcocer Varela, no ha salido a declarar. En su lugar, quien lleva la voz del tema, es Hugo López-Gatell, Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, quien este lunes confundió la moral con la salud.
“La fuerza del presidente es moral, no es una fuerza de contagio, en términos de una persona, un individuo que pudiera contagiar a otros”, dijo en la conferencia matutina en la que López Obrador, como se puede ver en los primeros segundos de transmisión, se negó a ponerse gel sanitizante en las manos.
El Presidente de México, a diferencia de sus homólogos mundiales y en contra de las recomendaciones internacionales y quien no se ha aplicado ninguna prueba, pasó un fin de semana de gira en Guerrero donde saludó de mano, repartió abrazos y besos a niños y hasta se dio tiempo de bailar. El tabasqueño vuelve a mostrar su estulticia.
Este mismo fin de semana, dos conciertos masivos, el Vive Latino y el Hell and Heaven, se realizaron y conjuntaron miles de personas. Mientras que el primero tuvo medidas laxas de prevención, el segundo careció de ellas. Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, reconoció que el Vive Latino no se canceló por el impacto económico. Antepuso el dinero sobre la salud.
La Secretaría de Educación Pública federal ha dado un mensaje errado: ampliar las vacaciones de Semana Santa sin mencionar el alejamiento social. Cada entidad ha decidido cómo lleva mejor el periodo de suspensión de clases. El COVID-19 no unificó a México, lo dividió más.
Las pifias siguen: en el fin de semana largo Acapulco tuvo el 93.4 por ciento de ocupación hotelera, el Gobierno del Estado de México anuncia las medidas contra el COVID-19 en una conferencia donde renuncia a la recomendacion de alejamiento social, la Comisión Nacional del Deporte (CONADE) sube un gráfico en el que asegura que no hay “situación de emergencia (sic)”. En México, las acciones de suspensión de actividades han venido de la iniciativa privada, en su mayoría.
La ignorancia, la necedad o la estupidez son una mezcla explosiva para el COVID-19 que encuentra un sistema de salud mermado por años y que no está listo siquiera para atender la normalidad… no digamos una pandemia de alcances insospechados.
En México la patología más grave es la toma de decisiones.