En México, cada 4 horas fallece un niño por cáncer y es la segunda causa de muerte en niños de 5 a 14 años sólo superada por accidentes. De acuerdo con la Secretaría de Salud, cada año 7 mil niños menores de 18 años enferman de algún tipo de cáncer.

La falta de medicamentos ha sido reconocido por Andrés Manuel López Obrador, Presidente de México; sin embargo para Hugo López-Gatell, Subsecretario de Prevención de la Salud, las denuncias por desabasto son usadas con fines “golpistas”.

“Este tipo de generación de narrativas de golpe, a veces se ha conectado en Latinoamérica con golpe, golpe, golpe de Estado y esta idea de los niños con cáncer que no tienen medicamentos, cada vez lo vemos más posicionado como parte de una campaña, mas allá del País, de los grupos de derecha internacionales, que están buscando crear esta ola de simpatía en la ciudadanía mexicana, ya con una visión casi golpista”, dijo en un programa de Canal Once.

La incompetencia de López-Gatell esta probada desde hace 12 años.

En abril del 2009, cuando se detectó el brote de AH1N1, el entonces Subsecretario de Prevención de la Salud, Mauricio Hernández Ávila, y Hugo López-Gatell recibieron dos instrucciones: montar un laboratorio para hacer pruebas masivas del virus y recoger la estadística de contagios y muertes de todo el país.

Fallaron, primero, con el laboratorio. No lo montaron y consideraron que las pruebas masivas era un desperdicio de recursos; ambos defendían el Modelo Centinela. Fue la Secretaría de Desarrollo Social quien armó el laboratorio en las instalaciones Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos.

Fallaron, luego, con la estadística. El entonces Presidente de México, Felipe Calderón, les reclamó que las cifras no cuadraban y la cifra de muertos era 10 veces mayor a la real ¿Cuál fue el problema? Que contabilizaron a personas muertas como vivas, listaron de forma doble a quienes tenían nombre compuesto y aseguraron que un hombre había tenido el virus cuando en realidad había muerto atropellado.

En menos de una semana, Hernández Ávila y López-Gatell quedaron marginados de la atención a la pandemia de 2009.

López Obrador, Presidente de México, los incluyó a ambos en su gobierno: Hernández Ávila es director de Prestaciones Económicas y Sociales del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y López-Gatell es el Subsecretario de Prevención de la Salud.

La incompetencia de López-Gatell se vuelve peligrosa por estar cerca del poder.

Ante la nueva pandemia por el covid-19, López-Gatell hizo lo mismo que en 2009: se negó a hacer pruebas masivas, retrasó al máximo la suspensión de actividades masivas y México se convirtió en el peor lugar para enfrentar la pandemia en el mundo.

Laurie Ann Ximénez-Fyvie, odontóloga por la UNAM, jefa del laboratorio de Genética Molecular de la misma casa de estudios y doctora en Ciencias Médicas por la Universidad de Harvard, advirtió en su libro “Un daño irreparable: La criminal gestión de la pandemia en México” de las pésimas maneras de enfrentar el coronavirus.

“Nunca he pensado que matarlos (a los enfermos de covid-19) haya sido su intención, simplemente el subsecretario se creyó más listo que todos, pensó que la inmunidad comunitaria vendría pronto, con pocos muertos y que con ello lograría una contundente victoria.

“Sin embargo, hay acciones que, con o sin dolo, resultan imperdonables. Su incapacidad para rectificar el rumbo no tiene justificación. Esa actitud demuestra no solo soberbia e indolencia, también deja claro que su papel es político y no científico”, explica la científica en el libro.

A diferencia de 2009, en 2020, ante la nueva pandemia, López-Gatell tuvo algo nuevo: poder, que hace crecer su evidente torpeza, y la anuencia de López Obrador, que lo hace cada vez más peligroso. Su puesto ha encumbrado la soberbia matizada de ego en relación en relación inversa proporcional a sus labores por la salud  que ya están agotadas.

Comentarios

Comentarios