Cada segundo en una oportunidad perdida.
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Él recibió una llamada un poco antes de las 7 de la mañana de un viernes. Había sido asesinada. Saliendo de la universidad, ella aceptó compartir auto con una persona quien, bajo la influencia de la droga, quiso violarla. Aunque trató de defenderse, su vida acabó en su cuello en el filo de una cuchilla, los llamados “cutter”.
Ellos se habían separado meses antes. Los primeros cuatro meses de noviazgo habían terminado como todas las emociones a los 16 años, en una deflagración. La desunión se incrementó de forma paralela a la murmuración que los cubrió. El rompimiento de la pareja se tornó enojo.
La frialdad persistió en los siguientes meses. En alguna ocasión, acompañados cada uno de sus respectivos grupos de amigos, se encontraron en plaza comercial. Todos se saludaron menos ellos. La satisfacción de ignorar a la ex pareja superó incluso las reglas de cortesía.
Un año y medio después fue cuando contestó el teléfono. Desde esa fecha siempre se ha preguntado qué pasaría si hubiera una oportunidad más para hablar, una última charla.
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“Let´s Go Out Tonigth” es una canción que forma parte de la música de la serie “Six Feet Under”, acerca de una familia que tiene una funeraria. De la banda sonora de la serie se lanzaron dos discos con música que aparecía en la serie, la melodía mencionada pertenece al primero.
La grabación original está incluida en el álbum “Hats” de The Blue Nile, una agrupación culto de Glasgow que sacó cuatro discos… y decidió desaparecer. Fue renovada para la serie en una colaboración entre el compositor escocés de música electrónica y cinematográfica Craig Armstrong y Paul Buchanan, líder de la banda.
Entre ambos crean una pieza de 6 minutos que se ha definido como el “manifiesto de una pareja autodestructiva”: una súplica desesperada para una noche más que significa una oportunidad más que seguramente será desperdiciada.
La canción fue llevada a un extremo minimalista: la dramática voz de Buchanan, una orquestación que surge y dramatiza lo que es una añoranza evidente de lo que no es, de lo que no será, la súplica de lo imposible.
“Salgamos esta noche, conozco un lugar donde todo está bien”, canta Buchanan.
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En ese vacío de las ocasiones desperdiciadas es inevitable cuestionar si el motivo de los sentimientos fue la consecuencia de los actos: toda posibilidad de solución se torna oscura.
¿Si hubiera una charla más? ¿Si pudiéramos salir solo una noche más? Caminar por lugares ajenos a la lobreguez y donde la luz no se vuelva sombra.
El deseo es una hermosa melancolía, la realidad es que solo somos apuntes espectrales en la vida de otros.
Cada segundo es una oportunidad perdida.
