El covid-19 ganó una batalla a la literatura.

Luego de 68 años de mantenerse abierta, las puertas de la Librería Ibáñez cierran sus puertas este 31 de diciembre, derivado de la crisis económica por la pandemia que, en México, ha desaparecido a un millón de empresas aproximadamente.

Librería Ibáñez destaca por ser una empresa de 68 años, administrada por tres generaciones de una familia y ser la primera librería en Toluca, capital del Estado de México.

Este negocio abrió sus puertas el 2 de mayo de 1952. Siempre ha estado en la misma dirección, aunque el nombre de las calles cambió: Morelos 32 se convirtió en Hidalgo poniente 402-C. La historia de esta librería, que coquetea con una biblioteca por el acervo que aún se mantiene en sus anaqueles, comenzó a principios del siglo pasado en el Distrito Federal, hoy Ciudad de México.

“Mi abuelo tenía la librería ‘El Libro de Oro’ en la Ciudad de México. Le dijo a mi papá, Juan Ibañez García, que tenía que independizarse y crear su propia librería. Mi papá vino a Toluca y vio que no había ninguna.

“Inició vendiendo unos cuentitos, revistas y, poco a poco, empezó a vender libros de texto de kinder, primaria, secundaria y especialmente libros de medicina y leyes”, narra Ana Lidia Ibánez Yánez, hija de Don Juan, quien se hace cargo de la librería.

Don Juan comenzó la librería, se casó con Martha Yánez, con quien tuvo cinco hijos. Ambos se encargaron de la librería hasta la década de los setenta cuando tuvieron su primera empleada.

“Mi papá iba a México por los pedidos y mi mamá se quedaba detrás del mostrador; no había empleados, no había nadie y, años después, tuvieron su primer empleada. Ella estudio para maestra, digo esto porque siempre se les daba la oportunidad de estudiar y superarse”, detalla Ibáñez Yañez.

El último profesionista que trabajó en la librería y culminó su carrera fue el actual Jefe de Laboratorio del Hospital 221 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Luis Enrique Tenorio Vieyra. El médico se mantiene luchando contra la pandemia desde su trinchera en Toluca.

Eran buenos tiempos: los hermanos les ayudaban a su padres a la venta de libros, pues había largas filas de estudiantes para comprar las publicaciones que solicitaban en sus planteles educativos.

“Mi papá iba a la Ciudad de México hasta tres veces al día para surtir los pedidos, recuerdo su Chevrolet ‘asentado’ del peso. Llegaba a la librería y la gente ya estaba esperando, vendíamos libros hasta las 11 de la noche y a veces, de plano, les decíamos pasaran a la casa por sus libros al otro día”, relató.

Pocas personas lo saben pero hubo dos Librerías Ibáñez: en Xalapa, Veracruz; y Celaya, Guajanuato. Durante los años, la venta bajó con los libros electrónicos y las nuevas tecnologías. Solo Toluca sobrevivió… hasta este año.

El 2020 comenzó mal para Librería Ibáñez: Doña Martha sufrió un infarto y una embolia y dejó de estar al frente del negocio. Aunque se mantiene sana, el covid-19 ocasionó que ya no visite el local y no verá su cierre posiblemente.

“Con la pandemia se tuvo que cerrar, se atrasaron pagos, proveedores, empleados y renta. Mi madre se enfermó y entre todos tomamos la decisión que se cerrara. Hay mucha tristeza y nostalgia”, reconoció Ana Lidia.

El virus, que sigue azotando al mundo, dejará sin lectores 10 mil libros aproximadamente que siguen en los anaqueles. Hay un detalle: todos los libros son nuevos a pesar del año que se imprimieron y sus hojas jamás recibieron la luz. El libro más antiguo que tiene la librería es “Manual de Anatomia Patológica” de Ramón y Cajal y Tello Muñóz que data de 1942.

Los anaqueles mantienen editoriales que ya no existen y muchos hojas ofrecen un romántico amarillo del tiempo que se han mantenido esperando un lector. En aquellos días se sabía que los libros eran nuevos porque sus hojas estaban unidas y se tenían que separar por un abrecartas. Siguen ahí.

¿Y el burrito? Librería Ibáñez se hizo famosa por la caricatura de un burrito con cara triste acompañada de la frase “Si no leo me aBURRO”. La imagen, original de Editorial Trillas, se hizo famosa y mucha gente la identifica con el negocio. Hay memes en internet con el borriquillo llorando por el cierre.

Este miércoles, se vendió “Hazañas de Rocambole”, edición Sepan Cuántos de Porrúa de 1986. Ana Lidia Ibánez hace que la librería hable en su letra cursiva en un mensaje para sus lectores de 68 años:

“Para los lectores de la Librería Ibáñez. No hay libro por malo que sea que no contenta algo bueno. Plineo. 16 de diciembre de 2020”.

Librería Ibañez: las letras perdidas por el covid-19
Librería Ibañez: las letras perdidas por el covid-19

Luego de 68 años de mantenerse abierta, las puertas de la Librería Ibáñez cierran sus puertas este 31 de diciembre derivado de la crisis económica por la pandemia que, en México, ha desaperecido a un millón de empresas aproximadamente.

Luego de 68 años de mantenerse abierta, las puertas de la Librería Ibáñez cierran sus puertas este 31 de diciembre derivado de la crisis económica por la pandemia que, en México, ha desaperecido a un millón de empresas aproximadamente.

Librería Ibañez: las letras perdidas por el covid-19
Librería Ibañez: las letras perdidas por el covid-19

Los anaqueles mantienen editoriales que ya no existebn y muchos hojas de sus libros ofrecen un romántico amarillo del tiempo que se han mantenido esperando un lector... el tradicional burrito sigue ahí.

Los anaqueles mantienen editoriales que ya no existebn y muchos hojas de sus libros ofrecen un romántico amarillo del tiempo que se han mantenido esperando un lector... el tradicional burrito sigue ahí.

Librería Ibañez: las letras perdidas por el covid-19
Librería Ibañez: las letras perdidas por el covid-19

Los anaqueles mantienen editoriales que ya no existebn y muchos hojas de sus libros ofrecen un romántico amarillo del tiempo que se han mantenido esperando un lector. En aquellos días se sabía que los libros eran nuevos porque sus hojas estaban unidas y se tenían que separar por un abrecartas. Siguen ahí.

Los anaqueles mantienen editoriales que ya no existebn y muchos hojas de sus libros ofrecen un romántico amarillo del tiempo que se han mantenido esperando un lector. En aquellos días se sabía que los libros eran nuevos porque sus hojas estaban unidas y se tenían que separar por un abrecartas. Siguen ahí.

Librería Ibañez: las letras perdidas por el covid-19
Librería Ibañez: las letras perdidas por el covid-19

El libro más antiguo que tiene la librería es "Manual de Anatomia Patológica" de Ramón y Cajal y Tello Muñóz que data de 1942.

El libro más antiguo que tiene la librería es "Manual de Anatomia Patológica" de Ramón y Cajal y Tello Muñóz que data de 1942.

Librería Ibañez: las letras perdidas por el covid-19
Librería Ibañez: las letras perdidas por el covid-19

El libro más antiguo que tiene la librería es "Manual de Anatomia Patológica" de Ramón y Cajal y Tello Muñóz que data de 1942.

El libro más antiguo que tiene la librería es "Manual de Anatomia Patológica" de Ramón y Cajal y Tello Muñóz que data de 1942.

Librería Ibañez: las letras perdidas por el covid-19
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Los anaqueles mantienen editoriales que ya no existebn y muchos hojas de sus libros ofrecen un romántico amarillo del tiempo que se han mantenido esperando un lector

Los anaqueles mantienen editoriales que ya no existebn y muchos hojas de sus libros ofrecen un romántico amarillo del tiempo que se han mantenido esperando un lector

Librería Ibañez: las letras perdidas por el covid-19
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Los anaqueles mantienen editoriales que ya no existebn y muchos hojas de sus libros ofrecen un romántico amarillo del tiempo que se han mantenido esperando un lector

Los anaqueles mantienen editoriales que ya no existebn y muchos hojas de sus libros ofrecen un romántico amarillo del tiempo que se han mantenido esperando un lector

Librería Ibañez: las letras perdidas por el covid-19
Librería Ibañez: las letras perdidas por el covid-19

Este miércoles, se vendió "Hazañas de Rocambole", edición Sepan Cuántos de Porrúa de 1986. Ana Lidia Ibánez hace que la librería hable en su letra cursiva en un mensaje para sus lectores de 68 años:

Este miércoles, se vendió "Hazañas de Rocambole", edición Sepan Cuántos de Porrúa de 1986. Ana Lidia Ibánez hace que la librería hable en su letra cursiva en un mensaje para sus lectores de 68 años:

Librería Ibañez: las letras perdidas por el covid-19
Librería Ibañez: las letras perdidas por el covid-19

"Para los lectores de la Librería Ibáñez. No hay libro por malo que sea que no contenta algo bueno. Plineo. 16 de diciembre de 2020".

"Para los lectores de la Librería Ibáñez. No hay libro por malo que sea que no contenta algo bueno. Plineo. 16 de diciembre de 2020".

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