No todas las canciones buscan gustar. Algunas, como “Like a Friend” de Pulp, simplemente aparecen, te observan desde un rincón, y cuando menos lo esperas, ya están adentro. No quieren salvarte, ni darte respuestas: sólo estar ahí, incómodas, familiares, como una voz que conoces demasiado bien diciendo otra vez lo que ya sabías. 

Compuesta para el soundtrack de Great Expectations (1998), y luego recogida en una reedición de This Is Hardcore, la canción no se esfuerza en disimular su incomodidad. Jarvis Cocker, cronista lúcido de todo lo torcido en las relaciones humanas, no escribe sobre el amor, sino sobre el magnetismo absurdo de los vínculos que no deberían insistir… y, sin embargo, insisten. 

La canción no construye una historia. No hay inicio, clímax ni redención. Lo que hay es un terreno repetido, gastado, al que se vuelve con los ojos abiertos. Y en esa vuelta, la voz de Cocker se arrastra con sarcasmo, fastidio, deseo y resignación. Es un registro emocional que no necesita exagerar, porque ya está todo roto desde antes. 

 “You are the last drink I never should have drunk 

You are the body hidden in the trunk” 

 (“Eres el último trago que nunca debí haber tomado 

Eres el cuerpo escondido en el maletero”) 

 

Hay algo casi literario en esa frase: imágenes que podrían pertenecer a un policial, pero que aquí sirven para describir una presencia que perturba, arruina, pero también atrae. No es una canción de despecho. Es peor: es el reconocimiento de que uno nunca dejó de estar ahí. 

Cocker no dramatiza, simplemente entrega frases que se sienten como pequeñas confesiones dichas al pasar. “Like a Friend” se mueve en esa tensión incómoda entre lo íntimo y lo inevitable, entre el cinismo y la necesidad emocional que no sabe justificarse. 

 “You come in handy like a pocketful of sand” 

 (“Me resultas útil como un puñado de arena”) 

La comparación, absurda y brillante, deja claro el punto: esto no sirve para nada, pero ahí está. Esa persona que vuelve, no porque hace bien, sino porque se ha vuelto parte del paisaje emocional. El tema no habla de dependencia: habla de costumbre. De aceptar el daño con la misma naturalidad con la que uno se pone un abrigo viejo. 

 Y cuando llega la línea final… 

 “Come on in now, wipe your feet on my dreams” 

(“Entra ya, límpiate los pies en mis sueños”) 

 …la canción deja de sugerir y directamente se entrega. No hay defensa, no hay orgullo. Sólo una invitación amarga al desastre de siempre. No porque no se pueda evitar, sino porque ya se eligió no evitarlo. 

“Like a Friend” es una pieza que no pretende ser himno ni declaración. Se parece más a esos pensamientos que uno tiene a las 3  de la mañana y no le cuenta a nadie.  Una postal emocional que no busca redención, solo reconocimiento. 

 

 

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