No se había recuperado el tiempo; de hecho, se había gastado y el vuelo de regreso así lo indicaba por su silencio y pesadez, los ruidos propios de un vuelo parecían sordos ante el sentimiento de algo que se había perdido.
Faltaban 10 horas de vuelo sobre el Atlántico y la lectura era ya en enredijo de letras y espacios en blanco, ni siquiera alcanzaba a volverse una voz. Tomé los audífonos y me puse a buscar alguna opción en la pantalla táctil. Luego de varios intentos localicé un documental de la creación de la segunda rock opera de The Who: Quadrophenia.
Mi conocimiento del grupo se centraba en los primeros éxitos y su primera obra conceptual “Tommy”; había abandonado al grupo hacía por lo menos desde 10 años antes. Y ahora aparecía la obra cúspide de la banda británica en una pequeña pantalla de led.
No había escuchado Quadrophenia, surgida en 1973, y, quizá por derechos de autor, el documental solo ofrecía pequeños fragmentos. Algunas piezas sí las conocía “The Real Me”, “5:15”, “Drowned” y la propia “Love, Reign O´er Me” en una versión que apenas alcanzaba los tres minutos.
El mundo quedó atrás y desde el cielo la historia de la obra me envolvió. La obra narra la historia de Jimmy, un joven mod de la clase obrera que está desilusionado del futuro por no encontrar trabajo y duda de su propio valor.
Después de varios problemas personales, decide destrozar su motocicleta y toma un tren, a su propia locura, el 5:15, a Brighton donde encuentra un trabajo que tampoco lo satisface ocasiona que se sienta más rechazado aún. Jimmy tenía cuatro personalidades… una por cada integrante del grupo.
“Un tipo duro, un bailarín indefenso, un romántico ¿soy yo por un momento?, un maldito lunático, te llevaré el equipaje. Un méndigo, un hipócrita, el amor reina sobre mí”, es un fragmento de la sinopsis de las cuatro personalidades del personaje.
Para ese momento del vuelo me había olvidado del viaje y estaba centrado sobre lo que algunos consideran la obra maestra de The Who, comprendí la narrativa de la obra y lo complejo que es tener una personalidad, la propia, por ejemplo.
Al final de la historia, Jimmy roba un bote y lo lleva a una roca en el mar, lo que sucede ahí lo describe “Love, Reign O´er Me”. La canción termina con un majestuoso grito de Roger Daltrey, en el documental explica que la intención era emular un orgasmo, el instante sublime donde, al mismo tiempo, todo cambia.
“’Love, Reign O´er Me’ es otra suplica para ahogarse, solo que esta vez bajo la lluvia. Jimmy pasa por una crisis suicida. Se rinde a lo inevitable… y cuando termine y regrese a la ciudad, estará pasando por lo mismo, estando en la misma terrible situación familiar.
“Lo peor es que todo ha subido de nivel. Todavía es débil, pero hay una fortaleza en esa debilidad. Está en peligro de madurar”, sentenció Pete Townshend sobre es canción que cerraba la obra.
Quadrophenia es multidimensional… por su complejidad pudo interpretarse completa hasta décadas después. La adquirí de inmediato y con ello toda la discografía de los ingleses. Redescubrir a un grupo es un regalo del tiempo.
“Un mendigo, un hipócrita, el amor reina sobre mí”, fue la frase que me quedó grabada en la mente y que fue sustituida por otras preguntas que siguen dando vueltas en mi cabeza ante las tormentas, ante el nulo entendimiento, ante las pasiones que son por demás singulares, ante la sobriedad y ante la enseñanza de la obsesión.
¿Por qué me debería importar? ¿Soy yo por un momento?