Su nombre estuvo escondido 25 años.

Cuando falleció a los 26 años, el 25 de noviembre de 1974, no hubo obituarios en la prensa, documentales o algo que lo recordará.  Nick Drake murió siendo un desconocido que atravesó por depresión e insomnio toda su vida.

Nicholas Rodney Drake nació el 19 de junio de 1948 en Rangún, Birmania; a los dos años, con su familia,  radicó en Inglaterra. Su voz, oscura y melancólica, que tomó de su madre, fue grabada en algunas cintas magnéticas de la época. En la escuela fue definido como “nadie parecía conocerlo bien” y en la universidad tuvo dificultades para relacionarse.

Luego de algunas presentaciones locales, grabó el álbum “Five Leaves Left”… que pasó desapercibido.

Para su segunda grabación, “Bryter Layter”, el estudiante de Cambridge abandonó la escuela y se mudó a Londres, donde dormía en casa de amigos o incluso en el suelo. Drake dejó de dar conciertos porque se negaba a hablar con el público, afinaba de manera diferente su guitarra o hacía pausas en pleno recital para afinarla. Era un ser errático y comenzó a consumir heroína. La grabación vendió 3 mil copias.

Ahí comenzó la verdadera depresión del compositor, quien dio su último concierto en 1970, que abandonó a mitad de la interpretación de “Fruit Tree”. En 1971 fue ingresado a un hospital para tratar su depresión. No los tomó por vergüenza; además de que estaba preocupado por la reacción de ellos con la marihuana que consumía.

Comenzó a dar las primeras señales de psicosis y se alejó de familia y amigos. Rara vez dejaba su departamento. Irónicamente, grabó su último álbum, “Pink Moon”, integrado de 11 canciones sombrías y cortas. Cuando terminó de grabar, dejó la cinta maestra en la recepción de la disquera y se fue. Dos días después, una secretaria la rescató.

Drake decidió retirarse de la música. Su depresión lo llevó a vivir en casa de sus padres de nuevo. Su ingreso eran 20 libras a la semana de las regalías de la disquera. Su situación fue tal que no tenía para comprarse zapatos.

“Llegaba y no hablaba, se sentaba, escuchaba música, fumaba, bebía algo, dormía ahí a la noche y dos o tres días después no estaba ahí, se había ido. Y tres meses después volvía”, relató Robert Kirby, uno de los arreglistas cercanos a él.

A veces se llevaba el auto de su madre y conducía durante horas sin rumbo, hasta que se quedaba sin combustible y se veía obligado a llamar a sus padres para que lo fueran a buscar. Su apariencia cambió​ y en ocasiones se negaba a lavarse el pelo o a cortarse las uñas. A principios de 1972 sufrió una crisis nerviosa y fue hospitalizado por cinco semanas. ​

Drake murió el 25 de noviembre de 1974 en la casa de sus padres por una sobredosis de amitriptilina, un antidepresivo. Aunque se diagnóstico suicidio, sus padres aseguran que fue accidental. En su funeral, muchos de sus amigos se conocieron entre sí, pues a él le gustaba mantenerlos separados. Asistieron 50 personas.

Su nombre se perdería en el olvido de las menciones.

Fue hasta 1999, cuando un documental de Jeroen Berkvens “A Skin Too Few: The Days of Nick Drake” y la mención de sus discos por parte de la revista Rolling Stone, lo catapultó a la fama póstuma.

A los casi 30 años de su muerte, más de lo que él había vivido, se convirtió en un artista de culto y se publicó “Made to Love Magic”, un álbum con grabaciones inéditas. Se descubrió que Drake es inspiración de Blur, Robert Smith, Paul Weller, Kate Bush, Tom Verlaine y The Black Crowes entre otros.

Robert Smith de The Cure, afirmó incluso que el origen del nombre de su grupo proviene de la frase “a troubled cure for a troubled mind” de la letra de “Time Has Told Me”, canción del álbum debut de Drake.

La voz de Drake no solo es melancolía, es el sonido de la soledad y la depresión. Hay magias muy oscuras y trucos muy crueles que son regalos de la mente.

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