La realidad y nuestros anhelos son líneas paralelas. Se observan, se saben compañeras, pero jamás alcanzarán a unirse.

El problema no es la realidad sino lo que construimos con ella: imaginamos escenarios, los recreamos y, sutilmente, comenzamos a vivir en ellos. La realidad aprovecha ese embelesamiento para mostrar su cara fría y abrazarnos como viento filoso. Caímos en nuestra propia trampa.

La mente juega trucos muy crueles. Bajo ese esquema vivimos buena parte de nuestra vida en un inconsciente: aquella disposición mental que desarrollamos sin darnos cuenta, que no está atada a nuestra voluntad, que es un umbral bajo nuestros escrúpulos.

Para hacer más amenos los divertimentos de la mente, arriban los sueños en los cuales nada es tangible y todo se mezcla.

Luego de leer el libro “Creative Dreaming”, que explica cómo aprovechar la mente, Chris DeGarmo, guitarrista de Queensrÿche, aseguró que una persona promedio pasa cuatro años y medio en una alucinación del subconsciente: 1461 días de nuestra vida en ese umbral.

Con esa idea escribió “Silent Lucidity” una hermosa canción con aires de música clásica, una canción de cuna y una sugestiva invitación a controlar nuestros sueños, a que cada vez sean más lúcidos y ser conscientes de que estamos en ellos.

“Los sueños tienden a repetirse. Muy a menudo tienes las mismas imágenes y se usa en terapia para confrontar la imagen de tu sueño. Vivimos cuatro años y medio en una vívida alucinación del subconsciente.

“Estas haciendo cosas como volar, caminar a través de las paredes; esto es muy intenso. Las personas pueden experimentar sensaciones físicas increíbles durante el sueño”, dijo el guitarrista a la revista Metal Edge en 1990.

Geoff Tate, vocalista de la agrupación, explicó que la canción original solo constaba de voz y guitarra y fue hasta la última semana de grabación del álbum “Empire” cuando decidieron agregar toda la instrumentación que hace de la canción un viaje onírico.

“De hecho, nuestro productor (Peter Collins) no quería ponerla en el disco porque no creía que estuviera tan bien desarrollada como idea (…) Creo que fue una buena idea porque eso nos inspiró a Chris DeGarmo y a mí a ponernos a trabajar y terminar la canción y convertirla en lo que es”, explicó el vocalista.

Valió la pena: si bien Queensrÿche ha tenido una larga carrera, es la única canción de ellos que llegó a los primeros lugares en Estados Unidos y Reino Unido.

El sendero de la canción es buscar nuevas dimensiones en los sueños, alejarnos un poco de la realidad para manejar las partes más laberínticas de nuestra mente, ingresar a lugares seguros y aprender de ellos.

¿Y si soñamos un poco más? Podría existir más magia, más silencio de la realidad; finalmente maestros de la ilusión ya lo somos.

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