Es muy posible que ella no recuerde nuestra pequeña conversación, pero en mi caso quedó marcada.

Hasta “Comfortably Numb” de Pink Floyd, el sonido de la guitarra eléctrica era apenas perceptible a mis 13 años. Me gustaban mucho los coros de las canciones, disfrutaba las estrofas y la parte media, con aquel instrumento, era apenas incidental… hasta que llegó ese solo de guitarra por David Gilmour en Knebworth 1990.

Comprendí que la guitarra, por sí sola, es capaz de ser un laberinto del que no queremos salir, que nos envuelve, nos seduce y nos hace regresar a él. Su sonido es una adicción del que no queremos encontrar una solución, es la devoción por lo complejo y la respuesta a ninguna pregunta.

Y así llegó el blues. Un sonido muy triste que, con la velocidad que tuviera, mostraba un lamento.

“El blues es un ritmo sensual, despierta muchas emociones en su cadencia y lentitud”, dijo.

“No siento que tenga ese matiz. En sus presentaciones, sigue siendo un lamento muy hermoso, duele”, fue mi respuesta al volante mientras continuábamos por la carretera que presumía casas de madera vieja a los lados.

Mi “victoria” a esa conversación llegaría con “Stormy Monday”; años después, de hecho, acaba ella de leer esta parte de la nota y, vagamente, recordó la anécdota.

“They call it stormy Monday, but Tuesday’s just as bad”, inicia todo.

La canción data de 1947 y es de T-Bone Walker, cantante y guitarrista estadounidense de ascendencia cheroqui. Sintetiza lo que significa el blues: las cosas están mal y no mejoran.

La obra fue grabada en Hollywood el 13 de septiembre de 1947 para el sello Black & White e inspiró a BB King, de 22 años, a comenzar a tocar la guitarra eléctrica. Curiosidad: lanzada en noviembre de 1947, “Stormy Monday” se había grabado tres días antes del cumpleaños de BB.

La letra trata de un chico que es atormentado todos los días de la semana mientras reza para que su chica regrese, implora a Dios que lo haga. La canción no culmina la historia, es posible que sea una tristeza eterna, de las que el alma colecciona pocas veces.

Por su perfección, se ha convertido en un estándar del blues: su versión más famosa es con The Allman Brothers Band; pero también ha sido grabada por BB King, Jethro Tull, Count Basie, Bobby Blue Bland, James Brown, Eric Clapton, Freddy Fender, Buddy Guy, Roberta Flack, The Jackson 5, Albert King, Etta James, Freddie King, Gary Moore y Leslie West.

A mí llegó con Cream en su versión de su reunión de 2005 en el Royal Albert Hall. No hay nada que se compare a Eric Clapton en su interpretación.

¿Y la tristeza? Bien vale un par de lamentos, jamás el silencio, para siempre su persuasión.

 

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