Escuché la desesperación en su voz. Mi amiga vivía una relación de maltrato desde hacía por lo menos dos años y, por su pequeña hija de dos años, ella trataba de sobrellevar lo que ya no existía… hasta ese día que decidió salirse de su casa.

No tenía ni un solo peso.

“Yo te voy a dar dinero, sólo vete y huye de ahí”, dije antes de colgar.

Su respuesta fue que lo haría, pero ella me llamaría y me informaría de su destino. Pasarían casi dos años antes de recibir una llamada suya de un teléfono de Michoacán, para notificarme que estaba en ese estado… y que si le podía hacer un favor.  Le dije que sí de inmediato.

“Me gustaría que me prestarás 100 pesos, mañana es el cumpleaños de mi hija y me gustaría comprarle unos dulces”, dijo con voz apenada.

 Le dije que no. Que se los llevaría yo mismo y compraríamos un pastel. A las 7 de la noche tomé mi auto y viajé tres horas hasta llegar al municipio. Esa noche, en nuestro México, habían ejecutado al director de la policía municipal, había patrullas por todos lados. Ella vivía en una colonia alejada del centro. La he visto una sola vez después de ello.

Me tomé el tiempo para tomarme un momento. La comodidad, el trabajo que nos acaba, pero no acabamos nunca de culminarlo, el miedo a toma un solo momento para nosotros nos impide hacer ciertas cosas. Comenzamos a ver nuestras vidas como una eterna memorabilia de recuerdos sin saber que las experiencias nuevas están ahí.

Pocas veces tenemos la oportunidad de tomar un momento y cambiar. Los años pasaron.

“Waste a Moment” de Kings of Leon llegó a mí, irónicamente en una oficina, pensaba en una persona (no mi amiga) que se había ido de mi vida, que había iniciado nuevos proyectos y difícilmente nuestras vidas se cruzarían de nuevo. Ni ella ni yo podríamos tomar un momento para nosotros de nuevo… destino es camino.

La canción es muy sencilla: cuenta la historia de una camarera y su amante conduciendo de Texas a Hollywood.

“Las palabras son como una historia clásica de Hollywood. Un niño de un pequeño pueblo va a Los Ángeles para perseguir las luces y descubrir qué hay ahí afuera”, explicó Caleb Followill, sobre ella.

El video es una delicia surrealista que se cuenta en tres partes: “Find Me” y “The Reverend”… que narran la historia de borradores de mente, hombres misteriosos, desapariciones. Vale la pena ver los videos en su conjunto.

Lo importante de la canción es el coro:

“Take the time to waste a moment

Facing where the lines are broken

Name a price to all this living

Never ask to be forgiven”

Es sencillo: en una vida que tenemos que mucho que hacer, muchas preocupaciones “apremiantes”, nuestra atención en todos lados… podemos perder un poco el tiempo. ¿Para qué? Pues simplemente para conseguirlo todo; y todo se refiere a ser un poco nosotros: una aventura nocturna, un encuentro inesperado. Quizá, solo en ese momento podemos encontrarnos.

Lo importante de la vida es precisamente esos momentos.

¿Y qué terminan mis anécdotas? El destino es incierto aún… a veces la medianoche se vuelve 1:30 horas. La madrugada indica que la medianoche es un reflejo eterno.

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