El símbolo que representó Xóchitl Gálvez se extravió. Lejos están las respuestas rápidas, cándidas y sarcásticas que hicieron pensar que podría acabar con el funesto régimen de Andrés López Obrador. Parece que dejó su ánimo con el PRI y el PAN que sólo saben canibalizarse… Claudia y Samuel tienen festín de oposición.
¿Por qué llamó la atención Xóchitl? Porque se atrevió a tocar las puertas de Palacio Nacional, reírse de que no le abrían y capitalizar en horas las rabietas de un Presidente de México rabioso por naturaleza. La hidalguense se volvió espuma, fue un placer ver cómo crecía y era la herramienta para acabar con la autodenominada Cuarta Transformación.
Y de pronto “se cayó el promter”: de tocar puertas para abrirlas, las rémoras de partidos PAN y PRI la hicieron entender que “las puertas se abren desde dentro” y todo se esfumó. La sociedad civil, la “marea rosa” dio paso a la burocracia barata de las organizaciones políticas.
Y Xóchitl cayó en un bache: su equipo recuerda los peores tiempos del panismo, las candidaturas del frente los peores tiempos del priismo y sus dislates, como felicitar a Javier Milei, las peores frases del Presidente… Fox y López Obrador. Ella solamente decidirá si quiere remontar… sí puede ¿Se atreverá?
El símbolo que representaba recayó en la pareja integrada por Samuel García y Mariana Rodríguez: las respuestas rápidas se convirtieron arengas norteñas, la candidez se convirtió en “inocentes” tenis “fosfo fosfo” y el sarcasmo en una bravata permanente bautizada como “calca matona”. Samuel y Mariana están llamando la atención.
Pero no confundamos. Samuel y Mariana, porque es inconcebible mencionar al primero sin la presencia de la segunda, no son el símbolo que se necesita. Su propuesta es falsa, es una salida en falso que se acerca más a los “likes” y a la reproducción masiva de sus contenidos en las redes sociales.
No es para menos. La campaña que han montado en redes es impecable: desde la paleta de colores en blanco y negro contrastado con el naranja “fosfo fosfo” de Movimiento Ciudadano, la propaganda que casi parece un “meme” fácil de diferir por la vista y no por el oído y el tono bravío de Samuel que son más fáciles de entender que el sarcasmo de Xóchitl.
Mariana es mejor candidata que Samuel y él lo sabe. La juventud e ímpetu del joven norteño serían de gran valor si no se supiera su papel real: ser esquirol de López Obrador, quien hizo una jugada maestra al elegir a García para dividir el voto. Es casi imposible que gane la Presidencia y si lo hace será un guinda teñido de naranja fosforescente.
Es necesario escuchar a Luis Donaldo Colosio, hijo del padre del mismo nombre, quien se ha vuelto una pequeña conciencia: no era el momento de su compadre, era mejor sumar que dividir, la Presidencia puede esperar. Para Samuel, las ansias de poder devoran, consumen, seducen y se viven a costa de la inmediatez.
¿Y Claudia? Sheinbaum es un símbolo que no se extravía: es la continuidad del fracaso de un sexenio, su carácter anticlimático y su nula simpatía se mantienen por el poder que el Estado le dio. Ella solo necesita pasar desapercibida cumpliendo las órdenes que le llegan de Palacio Nacional, sabe que tiene un excelente Jefe de Campaña desde “las mañaneras” …
Al grado de que, sin mencionarla, ella obedece. Ella misma ha reconocido que ve las conferencias matutinas porque el tabasqueño da muy buenas recomendaciones.