¿Qué hecho podría hacer salir a Alejandra del Moral del elegante y sano anonimato que le dio ser la candidata perdedora de la gubernatura Estado de México? ¿Sus convicciones? Difícilmente. ¿Fantasmas en el cajón? Es más probable.

Antes de Alejandra hay un Alfredo del Mazo. De él basta recordar una anécdota ocurrida al principio del sexenio de Andrés Manuel López Obrador cuando fue llamado a una casa de la Ciudad de México para mostrarle una carpeta con tres temas “difíciles” para él.

Quien sabe de esa reunión narra (y lo sostiene) que Del Mazo leyó la carpeta, preguntó cuál era el acuerdo y la respuesta que se le dio fue sencilla “Apoyar a la 4T”, la realidad de su sexenio apoya esa tesis.

Jamás se había visto a un gobernador tan sumiso ante Morena, aplaudido por López Obrador y sin ganas de operar para ganar una elección. Existieron oficios internos en el que se prohibía a los empleados apoyar a la candidata priista, no para cumplir la ley, sino para inhibir el apoyo (la legislación permite hacer trabajo político fuera de horarios de trabajo).

Alejandra Del Moral perdió ante Delfina Gómez, la misma operadora de los “diezmos” de Texcoco y “perder” 830 millones de pesos en la SEP. Mientras “la maestra” se mantiene en la mediocre gestión, Del Moral decidió salir a la plaza pública a ser escupida por las olas del mote de traidora a su partido al renunciar a él y apoyar a Claudia Sheinbaum.

Primero tratemos de creer en ella. En entrevista con la periodista Azucena Uresti, en Radio Fórmula, aseguró que ella conoció el México donde hay una enorme polarización y no quiere que sus hijos vivan en ella. ¿Y para ello apoya a la candidata del Presidente que fomenta la radicalización y el odio cada mañana?

La Alcaldesa de Cuautitlán, diputada federal, Directora general del Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros, Secretaria de Desarrollo Social del Estado de México, diputada local, presidenta del PRI en la entidad, asegura que su partido no la escuchó. Militante quisieran que “no los tomaran en cuenta” así: hasta le ofrecieron una diputación plurinominal, que ella no aceptó.

¿Por qué Alejandra del Moral no se va con Xóchitl Gálvez, a quien públicamente apoyó varias veces? Su respuesta muestra su ambición personal “es que no recibí una invitación formal”. No es por México, es por un proyecto a conveniencia… como el de su jefe Alfredo del Mazo (es sabido que meses después su gabinete seguía en contacto con ellos).

Alejandra Del Moral no suma votos a Morena: no habrá miles, ni cientos que la sigan. Quizá, si gana Sheinbaum, obtenga algún puesto; lo que no obtendrá en el resto de su vida es dignidad y confianza (y es una mujer joven). ¿Podemos confiar en alguien que hoy dice blanco y mañana negro?

Del Moral lastima a Morena: ¿cómo puede ese partido sostener que hay que acabar con el malévolo PRIAN cuando ha sumado a todos a sus filas? Morena tiene a Eruviel Ávila, Alejandro Murat, Adrián Ruvalcaba, sus candidatos son emanados de las filas del PRI, PAN y PRD.

El llamado de Morena a Del Moral (ella no llegó, sino que la mandaron llamar) muestra que no van tan arriba en las encuestas y la elección será cerrada, que hay muchos cajones llenos de fantasmas que el partido guinda usará… en el caso Del Moral, ella sabrá. Si no lo sabe, debería revisar aquellos viejos polvos de los programas sociales.

¿Valiente? Sí, se necesita mucha valentía, la misma que se confunde con la estupidez, para hacer lo que hizo… o quizá simplemente ella sólo sabe “valientemente” cumplir instrucciones.

¿Del Moral? ¿De qué moral?

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