¿Cuál es el colmo de un enófilo? No encontrar su sacacorchos.

La amistad que forjamos como reporteros de un periódico hace algunos años se fortaleció cuando lo abandonamos por cambios en la línea editorial y jefes sin talento. Recuerdo que un día improvisamos una carne asada en su casa con un asador del tamaño de una computadora personal.

Las brasas dieron vida a la carne que fue presentada en pequeños bocados de no más 2 centímetros cuadrados cada uno. Nuestra “comida” acabo casi a las 10 de la noche, no dejábamos de comer pedacitos de carne y por supuesto las botellas de vino se vaciaron.

Fue como Alfonso se convirtió en sinónimo de una copa de vino: por el gusto de experimentar con algunos nuevos, por decepcionarse de otros y por causar ese antojo ante el color de la bebida. Luego de muchos planes frustrados decidimos vernos hace una semana, fue un plan improvisado.

Luego de un par de cervezas, llegó el momento y la frase esperada: “Creo que es momento de destapar un buen vino”, dijo Alfonso mientras se levantaba a su cava y elegía el ideal para la charla de dos. Observó la botella, con una navaja retiro el plástico negro del gollete y la corona y… no había sacacorchos.

El utensilio fue buscado durante una media hora, supusimos que el objeto estaba viviendo una resaca en algún rincón y que solo cuando se le diera la gana sería encontrado.

“Pues entonces será mezcal”, dijo Alfonso a la par que la charla comenzaba con muchos derroteros y sus manos colocaban vinilos en el tocadiscos.

Comenzamos con Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band de The Beatles y mientras escuchábamos The Assassination of Julius Caesar de Ulver, Alfonso tomó un disco con la promesa de que jamás lo había escuchado. No mintió. Moon Landing de Sivert Høyem y la canción “Belorado” voló mi cabeza.

Sivert Høyem es un músico noruego conocido por ser vocalista de la banda Madrugada. Luego de la disolución de esta, comenzó su carrera como solista a la par de su trabajo con el grupo The Volunteers. Hay una colaboración muy interesante con el grupo de metal Satyricon.

Sobre “Belorado” la canción es una espiral constante donde todo se va uniendo a una letra que en una parte asegura que la vida viene en oleadas, que a veces estamos obligados a decepcionarnos, que a veces nos sentimos más vivos estando solos y a veces los cielos se abren.

Belorado es una localidad de la provincia de Burgos en Castilla y León en España, su nombre proviene del celta belforatus que significa “hermoso agujero”, se dice que es un lugar ideal para comenzar de nuevo y forma parte del Camino de Santiago de Compostela . De ahí toma su nombre la canción.

“Por alguna razón, el nombre de Belorado se me quedó grabado, me sonaba a película western; y el paisaje, la meseta, encajaba. En ese punto del Camino de Santiago (de Compostela), empecé a sentirme muy cansado, y bastante solo. Para mí, fue la parte más espiritual del viaje.

“Fue intenso, porque el paisaje se tornaba muy monótono, tan solo era caminar, caminar, caminar. Parecía que estaba en la frontera del sur de Estados Unidos con México, con esas enormes vistas (…) Nunca había visto nada igual, me resultó muy exótico. Aquel viaje inspiró aquella canción”, relató Sivert.

El tiempo de esta crónica se agota e ignoro si Alfonso ya encontró su sacacorchos, espero que cuando lea esto podamos destapar esa botella de vino y de nuevo la charla nos encuentre.

La vida a veces se vuelve vértigo, nada mejor que una copa para evitar el mareo.

 

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