Un poco antes de las 8:00 horas, el 25 de mayo pasado, George Floyd fue acusado en la línea 911 de “no tener control de sí mismo”, estar ebrio y entregar un billete falso de 20 dólares con el que había pagado una cajetilla de cigarros en la comunidad de Powderhorn en Minneapolis, Minnesota.

A las 8:19 horas, “El Gigante Amable”, tras una breve discusión con la policía fue esposado, tirado al piso boca abajo y la rodilla del oficial Derek Chauvin se mantuvo en su cuello durante 8 minutos y 46 segundos. Antes de perder el conocimiento dijo 16 veces que no podía respirar, suplicó y llamó a su mamá dos ocasiones.

El afroamericano de 46 años, con dos hijas de 6 y 22 años, había perdido su trabajo de sus últimos cinco años como guardia de seguridad por la crisis económica derivada de la pandemia por el covid-19. Su muerte encendió 200 ciudades de Estados Unidos y levantó protestas ya en 17 países.

George Floyd se suma a la lista de 3 mil 861 asesinatos por parte de policías en Estados Unidos desde 2010 en “cumplimiento” de su deber o fuera de sus funciones. Por las características de su muerte, la brutalidad policiaca encontró raíces el racismo.

El racismo es el retrato maquinal de la humanidad. El reflejo involuntario de nuestra moral. ¿Qué hace a la raza humana racista? Según el escritor frances Claude Lévi-Strauss es una mezcla de un supuesto patrimonio genético y aptitudes intelectuales y disposiciones morales.

“Esas diferencias autorizan a las ‘razas’ llamadas superiores a mandar, explotar a las otras, y eventualmente destruirlas (…)  Nada indica que los prejuicios raciales disminuyan, sino que todo conduce a pensar que, luego de breves calmas locales, resurgen en otras partes con una intensidad todavía mayor”, sentencia el filósofo.

Estados Unidos tiene un presidente, Donald Trump, abiertamente racista. En tuits lo ha expresado: ha calificado a Haití y El Salvador como “países de mierda”, también ha asegurado que en ese país se habla inglés y no español, en relación a la esposa mexicana de Jeb Bush, su contrincante republicano.

“México envía drogas, crimen y violadores”, “me encantaría ser un negro bien educado”, “bien, odiaría (cerrar las mezquitas) pero es algo que hay que considerar seriamente”, “pido el voto de cada negro que hay en este país ¿qué pueden perder? viven en la pobreza, sus colegios son malos, no tienen trabajo, el 58 por ciento de su juventud está desempleada… ¿qué demonios pueden perder?”, son algunos de sus dichos.

Ante las protestas por el crimen de George Floyd, Trump se protegió durante una hora un un bunker subterráneo en la Casa Blanca, construido para resistir la fuerza de un avión de pasajeros que se estrelle. Hasta la mansión presidencial llegaron los manifestantes.

El simbolismo de los hechos es insuperable: la Casa Blanca pierde su color ante la supremacia de la oscuridad, la iluminación de Washington D.C. es por el fuego de cientos de manifestantes, y las protestas son más fuertes que un avión. La bomba estalla en fragmentos de miles que gritan a una sola voz. Trump ya ha enviado al ejército por los disturbios… no sin antes culpar a los gobernadores estadounidenses de no frenarlos.

Estados Unidos se enfrenta al arquetipo de sus raíces, al paradigma racista del que se ha alimentado el país desde su creación.

México debe observar atentamente, pues también enfrenta siglos de racismo en sus clases sociales y, ahora, un presidente que también exacerba las diferencias políticas y utiliza términos despectivos para referirse a quienes se oponen a su ideología.

México está divido, más que nunca, en colectivos imaginarios como chairos y fifis que ya permearon en la población. Si bien los términos existían, no eran tan recurrentes para insultar como desde los últimos tres años a la fecha.

La defensa de ambos bandos es rudimentaria al grado de lo absurdo; sin embargo, el gen puede superarse y engendrar más odio. Lo peor de la humanidad es destruirse en sus diferencias y no reconocerse en ellas.

“El que lucha con monstruos debe tener cuidado para no resultar él un monstruo. Y si mucho miras a un abismo, el abismo concluirá por mirar dentro de ti”, escribió el filósofo alemán Friedrich Nietzsche.

Racismo: el abismo que nos mira
Racismo: el abismo que nos mira

George Floyd, tras una breve discusión con la policía fue esposado, tirado al piso boca abajo y la rodilla del oficial Derek Chauvin se mantuvo en su cuello durante 8 minutos y 46 segundos. Antes de perder el conocimiento dijo 16 veces que no podía respirar, suplicó y llamó a su mamá dos ocasiones.

George Floyd, tras una breve discusión con la policía fue esposado, tirado al piso boca abajo y la rodilla del oficial Derek Chauvin se mantuvo en su cuello durante 8 minutos y 46 segundos. Antes de perder el conocimiento dijo 16 veces que no podía respirar, suplicó y llamó a su mamá dos ocasiones.

Racismo: el abismo que nos mira
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El afroamericano de 46 años, con dos hijas de 6 y 22 años, había perdido su trabajo de sus últimos cinco años como guardia de seguridad por la crisis económica derivada de la pandemia por el covid-19. Su muerte encendió 200 ciudades de Estados Unidos y levantó protestas ya en 17 países.

El afroamericano de 46 años, con dos hijas de 6 y 22 años, había perdido su trabajo de sus últimos cinco años como guardia de seguridad por la crisis económica derivada de la pandemia por el covid-19. Su muerte encendió 200 ciudades de Estados Unidos y levantó protestas ya en 17 países.

Racismo: el abismo que nos mira
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El afroamericano de 46 años, con dos hijas de 6 y 22 años, había perdido su trabajo de sus últimos cinco años como guardia de seguridad por la crisis económica derivada de la pandemia por el covid-19. Su muerte encendió 200 ciudades de Estados Unidos y levantó protestas ya en 17 países.

El afroamericano de 46 años, con dos hijas de 6 y 22 años, había perdido su trabajo de sus últimos cinco años como guardia de seguridad por la crisis económica derivada de la pandemia por el covid-19. Su muerte encendió 200 ciudades de Estados Unidos y levantó protestas ya en 17 países.

Racismo: el abismo que nos mira
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George Floyd se suma a la lista de 3 mil 861 asesinatos por parte de policías en Estados Unidos desde 2010 en "cumplimiento" de su deber o fuera de sus funciones. Por las características de su muerte, la brutalidad policiaca encontró raíces el racismo.

George Floyd se suma a la lista de 3 mil 861 asesinatos por parte de policías en Estados Unidos desde 2010 en "cumplimiento" de su deber o fuera de sus funciones. Por las características de su muerte, la brutalidad policiaca encontró raíces el racismo.

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Ante las protestas por el crimen de George Floyd, Trump se protegió durante una hora un un bunker subterráneo en la Casa Blanca construido para resistir la fuerza de un avión de pasajeros que se estrelle. Hasta la mansión presidencial llegaron los manifestantes.

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