(De la Estafa Maestra al Feminicidio y Acoso Sexual)

La Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex) se aleja lentamente de la impartición del conocimiento para convertirse en escenario de escándalos constantes que no solo avergüenzan a sus estudiantes… también los ponen en peligro.

La UAEMex ocupa el lugar 801 de 1000 en la Clasificación Mundial de Universidades QS (QS World University Rankings, en inglés), que es una ordenación anual de universidades del mundo. En 2012 ocupó el lugar 601, lo que significa que los rankings bajos llegaron en los últimos tres rectorados de Eduardo Gasca Pliego, Jorge Olvera García y Alfredo Barrera Baca.

Estos tres rectorados arrastran la llamada “Estafa Maestra” en la que el Gobierno Federal, encabezado por Enrique Peña Nieto, entregó contratos ilegales por 7 mil 670 millones de pesos y utilizó empresas fantasma para desviar recursos a través de 11 dependencias y 8 universidades, entre ellas la mexiquense. Los tres rectores se han dicho dispuestos a colaborar en la investigación… y nada más.

Barrera Baca incluso tiene como Secretaria de Rectoría a Jannet Valero Vilchis a quien la Auditoría Superior de la Federación le detectó pagos indebidos, por un total de 9.5 millones de pesos durante enero y febrero de 2015, a Estrategia Solutions en un convenio con el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), firmado cuando ella era Directora de Facultad de Ciencias Políticas Sociales.

Aunque los tres rectores han negado que la Estafa Maestra haya lastimado las finanzas de la universidad mexiquense, esta no pasa por sus mejores momentos.

Deudas millonarias, falta de pago de impuestos, inconsistencias en cuentas bancarias y pasivos pendientes por liquidar son algunas de las irregularidades que le fueron detectadas a la UAEMex por el Órgano Superior de Fiscalización del Estado de México (OSFEM) del 1 de enero al 31 de diciembre de 2018. Una deuda millonaria, estimada en mil 336 millones 748 mil pesos, se debe al Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios (ISSEMYM).

El rectorado de Barrera Baca, a quien su círculo cercano lo califica con una personalidad fuerte, propensa al enfrentamiento y decisiones unilaterales (basta ver la crisis desatada en el congreso mexiquense por la Ley Universitaria), lo marca algo que le detonó en el rostro: el peligro que viven sus estudiantes en sus instalaciones.

Por primera vez en su historia, la Rectoría de la UAEMex fue tomada por unos 250 estudiantes luego de que al interior del Teatro Los Jaguares fue encontrada sin vida a Sonia Pérez Rodea, maestra que tenía una orden de restricción contra su expareja Edgar Delgado. La mujer de 42 años fue asesinada al interior con su propia bufanda. El Aula Magna fue pintada por los manifestantes. El mensaje era claro en esa muerte: en la universidad mexiquense es posible asesinar.

El 21 de febrero explota un nuevo mensaje derivado de viejas prácticas al interior de la UAEMex: la Facultad de Ciencias de la Conducta inicia un paro por sus alumnas por hostigamiento sexual y venta de fotografías. La Escuela de Artes Escénicas coloca posteriormente un “tendedero del acoso” con mensajes escritos a mano por alumnas que han sufrido lo mismo.

Los lazos del tendedero crecen de forma instantánea, despiertan lo que ellas sufrían y lo que ellos ignoraban o menospreciaban: el machismo y la misoginia son lugares comunes en los planteles. En una clase, el maestro de preparatoria, Miguel Ángel Pérez, justifica el enojo y se jacta ante los estudiantes: “Soy hombre como los varones de aquí (…) y ustedes como mujercitas, pues son mujercitas, y bueno, la carne es débil, la tentación es grande”.

Las protestas toman visa de movimiento estudiantil: cinco facultades en paro y, por primera vez en muchos años, el Rector de la UAEMex no hizo un acto para la entrega de su Tercer Informe de Labores. El protocolo guarda silencio ante las 50 denuncias de acoso presentadas, algunos maestros fueron despedidos y hay duda de cómo fueron o serán investigados. Una parte importante es saber cuántas de las denuncias son reales y en cuáles no hay fundamento. La justicia no termina en la acusación.

La administración de la UAEMex agrega el sabor agridulce: para la entrega de ese informe fueron desalojados edificios y en otros inmuebles se impidió la salida de alumnos; además, en redes sociales circulan imágenes de correos oficiales tratando de frenar el paro estudiantil. Surgen las acusaciones que el movimiento puede ser manipulado.

Mientras que los estudiantes están más vivos que nunca, las autoridades universitarias, arrastradas desde las canonjías de rectorados anteriores, no hallan salida a los problemas que ellos mismos crearon y siguen creando. Son su propia hidra en incapacidad para oir alumnos pero son expertos en escuchar los cantos de flujos de dinero. El verde y oro universitario lo disfrazan de inmadurez administrativa y el moho de viejas costumbres respectivamente.

Urge a la UAEMex hablar el mismo lenguaje que sus estudiantes, no haberlo hecho antes ha derivado en dejar a un lado la calidad de los estudios, ser parte de sangrías administrativas y que la vida de sus alumnos peligre en sus instalaciones.

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