Mientras el mundo se encuentra a la expectativa de la letalidad de Ómicron, nueva variable del coronavirus, el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, exhibe su ignorancia y se enorgullece de ella con una reunión en el Zócalo de la Ciudad de México.

El 24 de noviembre, la nueva variante del virus, fue detectada en Sudáfrica y es considerada hasta el momento como de rápida propagación. El mundo actúo en consecuencia: ante la incertidumbre los mercados bursátiles cayeron y los países comenzaron a cerrar fronteras.

Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Argentina, Brasil y Guatemala cerraron sus fronteras a vuelos provenientes del país africano. Los países que ya tienen casos de la nueva variante son Australia, Austria, Bélgica, Botsuana, Canadá, República Checa, Dinamarca, Alemania, Hong Kong, Israel, Italia, Países Bajos, Portugal, Sudáfrica y el Reino Unido.

Sabemos poco de Ómicron pero una cosa es segura su altísima transmisibilidad, 500 veces más contagiosa que las variables anteriores. Hasta dentro de unas semanas el mundo sabrá su letalidad.

Carlos Gershenson, investigador del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y Sistemas (IIMAS) de la UNAM, señaló que es necesario introducir cuarentena universal de mínimo 10 días y por lo menos dos pruebas PCR (al llegar y al salir) para viajes entre fronteras.

Ante un virus que ha dejado a su paso muchas muertes… ¿Qué hace el Gobierno de México? Una reunión masiva en zócalo de la capital para celebrar sus tres años de gobierno.

“Vamos a reunirnos en el Zócalo pues todos los que quieran asistir. Si se llena mucho pues no dejen de llevar su cubreboca (sic) (…) Miren, aquí lo traigo para cuando se requiere”, dijo el pasado 26 de noviembre mientras sacaba de su bolsillo una mascarilla arrugada.

Aseguró que no habrá límite de asistencia a la reunión.

“Es libre. No (hay límite de asistencia), porque tenemos muchas ganas de vernos, ya ha pasado mucho tiempo y tenemos que congregarnos en el Zócalo, en el Zócalo democrático que nos trae muy gratos recuerdos, entonces no es lo mismo estar en las oficinas, que hace falta, que estar en. Zócalo, con la gente que quiera asistir, están todas y todos invitados”, dijo orondo.

Y sin ninguna prueba científica Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud, salió a desestimar la nueva variable.

“No se ha demostrado que sea más virulenta ni que evada la respuesta inmune inducida por las vacunas (…) Las restricciones de viajes o cierres de fronteras son medidas poco útiles; afectan la economía y el bienestar de los pueblos. La información difundida sobre los riesgos de la nueva variante es desproporcionada”, dijo en su Twitter.

Su jefe la desestimó en su conferencia matutina de nuevo este lunes.

El papel de López-Gatell está alejado de la ciencia y la salud para volverse el patiño del Presidente de México; este último ha llevado su torpeza cada vez más lejos. Ante la incapacidad de gobernar, López Obrador solo habla y se celebra a sí mismo mientras sus fanáticos lo aplauden.

El evento del próximo 1 de diciembre no tendrá nada nuevo: arengas contra quienes no piensan como él, relatos y cuentos sobre logros de gobierno y aplausos fáciles. Es la celebración de la ignorancia en medio de la amenaza desconocida de Ómicron.

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